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viernes, 16 de marzo de 2018

VÍSPERAS FALLERAS

A pocos días de que València se colmate con miles de visitantes, continúa la agenda judicial de la corrupción del PP ocupando portadas en los informativos. El miércoles 7, maese Camps acudió a la Audiencia Nacional como testigo y cómplice necesario –esto ultimo lo apunto yo- de la trama valenciana de la Gürtel. La víspera, como aperitivo, Camps se sometió a las preguntas de diputadas y diputados sobre la financiación ilegal del PP valenciano, admitida ya por algunos imputados. No parece que el formato elegido para estas comparecencias sea el más apropiado. Dio pie a que fuera un altivo Camps el que parecía que examinaba a sus señorías. Soberbio, arrogante, retador, impertinente,… Un iluminado subido a un ego saturado de prepotencia y nepotismo, así se presentó el ex Molt Honorable ante la Comisión Parlamentaria. Nada extraño para quienes le conocen. Por lo que dijo, Camps vivió la presidencia de la Generalitat sin vivirla en él, como si viviera en una burbuja ajena a cuanto ocurría a su alrededor. Oyéndolo, es fácil comprender todo lo que nos pasó en aquellos años. Tiempos de eventos que nos sumieron en la ruina y nos dejaron una pesada deuda que heredarán las hijas de nuestras hijas. Construcciones faraónicas convertidas en herrumbrosas cáscaras vacías. Megalómanos proyectos que nunca vieron la luz y con los que se saqueó el erario. Universidades confesionales con las que boicotear las públicas… Privatizaciones y recortes. Camps pasó por la Generalitat como elefante por cacharrería. No dejó cazo sin abolladura. Y eso que Zaplana puso alto el listón. Cuando los historiadores pongan negro sobre blanco las dos décadas de gobiernos del PP, nos percataremos de la magnitud de la destroza.

CABANYAL
                  Dice el refrán que “Zamora no se hizo en una hora”. Destrozar es fácil. Lo complicado es construir sobre las ruinas. El Cabanyal-Canayamelar es un magnífico ejemplo. Durante años, el Consistorio comandado por Rita se dedicó a hacer de este barrio un gueto. Aplicó un plan sistémico para deteriorar su tejido humano y convertir sus calles en antesala del infierno. Cuanto peor mejor, debió decirse la ex alcaldesa. Objetivo: expulsar a la poca población autóctona que aún vivía en él y poder trazar sobre su arruinado solar una gran avenida al mar con casas de alto standing. La resistencia vecinal pudo con el empecinamiento especulativo. Salvem el Cabanyal nació de aquella oposición. Se fijó en antecedentes como Salvem el Botànic, Recuperem Ciutat, una de las primeras plataformas valencianas contra la especulación inmobiliaria. También en Salvem l’Horta y en luchas cívicas, dignas de mayor reconocimiento, como la de Un Saler per al poble o El llit del Túria és nostre i el volem verd, hitos de resistencia contra proyectos urbanos del tradofranquismo. Una memoria a reivindicar en estos tiempos de olvidos y tergiversaciones, de mentiras y fake news.
                  Aunque el equipo de Ribó se puso manos a la obra nada más llegar al Consistorio, de eso hace ya tres años, la lenta maquinaria burocrática y la complejidad de las soluciones están retrasando los resultados. Por ahora, poco más que proyectos. El último presentado por el equipo redactor levantó ampollas. Anunciado un domingo desde la primera plana del Levante con infografía de las zonas verdes a ocupar por viviendas, llamaba a la indignación. ¿Qué está pasando? A pesar del proceso participativo, la comunicación no ha funcionado. Hay que explicar más y mejor qué se quiere hacer en el barrio. Resulta curioso que a quienes menos mal les parece el plan sea a los colectivos okupas. Y es que contempla la construcción de centenares de viviendas públicas de alquiler, la forma más eficaz de luchar contra la gentrificación. Un argumento para reflexionar.    
                            
EL HOTEL
                  Otro tema para la polémica es el anunciado gran hotel que se prevé levantar en la Marina. En el puerto de València interactúan 4 administraciones: Ministerio, Generalitat, Ayuntamiento y  Autoridad Portuaria. No es fácil el acuerdo. El Ministerio no ha asumido las deudas contraídas con motivo de la Copa del América ni de la Fórmula 1. Tampoco en esto cumple el gobierno de Rajoy. Para la cesión a València de la dársena interior ha puesto contrapartidas. La autofinanciación es una de ellas. ¿Cómo revertir el capital que se invierta en la Marina? La construcción de un edificio singular permitirá albergar múltiples servicios, y obtener un cierto rendimiento a costa de cambiar el skyline de la fachada marítima de València. La ciudad también se rediseña. ¿Será posible hacerlo de forma sostenible y con buen gusto? Ese es el reto.
                 
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

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