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miércoles, 23 de octubre de 2019

CUANDO CALLAN LOS GORRIONES

 Dicen los expertos de SEO/BirdLife que la península Ibérica ha perdido en la última década más de 30 millones de gorriones. La alarmante disminución de la población de este pequeño pájaro, conocido como pardal, no es exclusiva de nuestro ecosistema, en toda Europa están dejando de oírse sus gorjeos. Para los ecologistas se trata de un síntoma de la mala calidad del medio ambiente, y de cómo ha empeorado en los últimos años. El gorrión ha sido un gran aliado de la humanidad. Un compañero inseparable de los mineros para detectar las mortales fugas de grisú. Aún pueden verse, en las entradas de algunos de los refugios antiaéreos rehabilitados en València, las hornacinas en las que se colocaba la jaula con los gorriones. Inocentes cancerberos encargados de avisar la presencia de gases tóxicos. Ángeles de la guarda. 
                  La extinción de los gorriones nos alerta sobre los malos aires que respiramos en las ciudades. “Su declive es una señal de que la sociedad en su conjunto está en riesgo”, nos advierten los ecologistas. Algo estamos haciendo mal. Hacemos poco para evitar el colapso. ¿Queda tiempo? Sí, pero cada vez menos. 

LA MOMIA
                  No sé si en Cuelgamuros quedan muchos gorriones, o todos fueron exterminados para evitar que defecaran donde no debían. El jueves 24 se puso en marcha el dispositivo para desalojar el cadáver del dictador del mausoleo que él mismo pergeñó, para mayor gloria del nacionalcatolicismo al que tanto debía. Monjes de la Orden de San Benito -cancerberos de la muerte y no de la vida como los gorriones-, custodian el mausoleo franquista. Su prior, Santiago Cantera, candidato de Falange antes de alcanzar la gloria como perro guardián del monumento, prestó un último servicio denunciando a la Guardia Civil por profanar con su presencia armada la basílica. Todo lo que ha rodeado la exhumación, traslado y recolocación de la momia nacional parece salido de un guión de Azcona. El jueves, milagro. Un buen título para un film de Berlanga. 
                  Para llevar la momia de Cuelgamuros al cementerio de Mingorrubio, en El Prado, se prepararon dos helicópteros y dos coches fúnebres, por si la meteorología impedía el vuelo. TVE dio la señal institucional del evento. El hijo de Tejero ofició una misa en el nuevo destino de Franco. La familia del dictador –millonaria por la gracia del golpe del abuelo- obstaculizó todo lo que pudo la aplicación de la ley de la memoria histórica. Abusan de la democracia y se ciscan en ella. Cuando pase el cáliz de la cita electoral, habrá que abordar qué hacer con el grotesco y mastodóntico monumento de Cuelgamuros. Habrá que exhumar a las miles de víctimas que están en esa gigantesca fosa común del franquismo. Y ante la dificultad de dinamitarlo, no estaría mal reconvertirlo en un memorial de lo que fue la dictadura. Hace mucha falta.    

HALLOWEEN
                  Este año, al disfraz de Joker le ha salido un duro competidor. Nuestro castizo Todos los Santos ya sucumbió al ímpetu comercial de la moda anglosajona. Rascallú hace tiempo que dejó de ser la sintonía preferida para la noche de los muertos, desbancada por el Thriller de Michael Jackson y la banda sonora de El exorcista. No sé si este año, debido a las circunstancias, se impondrán las notas legionarias del Soy el novio de la muerte, o se dejará el antiguo cuplé de los 20’ para los carnavales. La campaña electoral impone restricciones. El cava, catalán o de Requena, corrió a raudales el pasado jueves. La ocasión lo merecía. Y eso que llegó con 44 años de retraso. Lo dije la semana pasada: las pesadas losas sobre los cadáveres de Franco y de José Antonio no son las únicas que nos dejó una alicorta Transición. Por ejemplo, el TOP se recicló en Audiencia Nacional de la noche a la mañana. Luego dicen que el poder judicial no sabe disfrazarse. 
                  Poco antes del traslado de la momia del dictador, el lunes 21, 6 víctimas valencianas de torturas del franquismo se sumaron a la querella argentina por crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura y sus herederos. Unos delitos que no prescriben, que están amparados por el derecho internacional. La democracia, como la Academia de la Lengua, debe limpiar y dar esplendor a la convivencia. Para eso sirve.
                  Y es que cuando callan los gorriones, sólo se oyen los graznidos de los cuervos.     
URBANO GARCIA
Imagen:
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  1. Gorriones. ECOPORTAL 

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