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sábado, 26 de septiembre de 2020

OTOÑO VÍRICO


En marzo se congelaron las estaciones. Se congeló el tiempo y se confinó la primavera. Cuando cambiamos de estación, volvieron a sonar ecos de confinamiento. A veces, la segunda ola es peor. ¿Lo está siendo? No creo, aunque lo parece. Estamos más prevenidos. Y quisiera creer que los servicios sanitarios están más preparados que cuando la Covid-19 demostró ser mucho peor que una gripe. Las imágenes que nos llegaban de China nos parecían exageradas y dignas de una “dictadura comunista”. Las medidas nos recordaban demasiado el universo distópico que tan bien describió Ray Bradbury en Fahrenheit 451. Nadie deseaba sumergirse en ese mundo de pesadilla. Los chinos parece que han dejado atrás lo peor de la pandemia. O eso nos venden. Ya se han puesto manos a la obra para liderar la próxima revolución industrial, ecológica y sostenible.   

La traumática primera ola del Sars-Cov-2 la combatimos con una buena dosis de Estado de alarma. La decisión tardó, pero llegó. La fórmula mostró su eficacia. Nada mejor que el distanciamiento físico para combatir la angustiosa incertidumbre causada por el pánico a lo desconocido. Descubrimos que en la retaguardia había hogares desabastecidos, poco preparados para aguantar un “apocalipsis” vírico. Algunos neandertales tenían cuevas más cómodas.

El confinamiento fue eficaz, pero tuvo consecuencias mentales y económicas. Las primeras aún están por evaluar. De las segundas no se cansan de hablarnos los medios de comunicación. Los humanos somos una especie social. Nos realizamos estando en contacto, hablando, riendo, jugando todo tipo de juegos -sin descartar los más arriesgados-, y fomentando todo tipo de amistades, incluso las más peligrosas. Nuestra salud mental depende de ello. La solvencia económica también afecta a nuestro estado de salud. No hay más que ver como una y otra se influyen y condicionan. La pandemia no está afectando a todos por igual. Como siempre, los pobres son los más perjudicados. No todo el mundo puede reducir su movilidad sin que se resienta su economía. La desigualdad también cruza la pandemia con su injusta y sangrienta navaja.   

 

MADRID

            ¿Economía o salud?, ¿ese es el dilema? “Pongamos que hablo de Madrid”, como canta Sabina. La derecha gobernante en la capital del Reino lo tiene claro: money, money... Es cuestión de optar, de decidir prioridades. En eso consiste también la política. El PP pone su ideología en el puesto de mando allá donde gobierna. Su neoliberalismo le lleva a hacer negocio con todo cuanto gestiona. También con la salud. Por eso no cree en la sanidad pública y universal. Con ella se acaba el chollo. La sanidad valenciana fue laboratorio de los experimentos neoliberales del PP. Ahí están el modelo Alzira y Ribera Salud como buena muestra. Una vez cerrado el grifo valenciano, Ribera Salud acudió al manantial de la doncella Ayuso. Fuente de la que ha obtenido más de 73 millones de € de dinero público por hacer test y seguimiento de la pandemia.

Vivir mata. Cómo y dónde se vive, también influye. Bien lo sabe la community manager de El Pecas (el chucho de Esperanza Aguirre), que aplica en Madrid unas medidas anti pandemia con cierto tufo clasista. El PP hace de la aporofobia su seña de identidad. Es verdad que las condiciones de vida condicionan la vida que vivimos. Por eso es importante mejorar las condiciones de vida en los barrios más humildes. Un tema muy alejado de las preferencias políticas del PP. Aún no se ha oído ninguna voz en el barrio de Salamanca pidiendo libertad para sus conciudadanos de las 37 zonas madrileñas que desde el lunes 21 han tenido que restringir su movilidad. Ni se oirán. Algo tendrá que ver la segregación social que se produce en las ciudades.

 

PLA DE XOC         

El Estado autonómico permite comparar. Hace unos días, en el debate sobre el estado de la comunidad, Ximo Puig anunció un plan de choque para hacer frente a la pandemia. Más de 21 mil millones de € para 410 proyectos de reconstrucción. El govern de coalició del Botànic II -PSPV, Compromís, Unides Podem- está mostrando su capacidad de llegar a consensos. Salir de la crisis causada por la Covid-19 bien merece el esfuerzo. No es fácil teniendo en cuenta que la valenciana es la comunidad peor financiada. Mientras tanto, llegó el otoño y el virus sigue.    

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Concentración en Madrid en defensa de la sanidad pública.JAVIER LOPEZ (EFE)  


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