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miércoles, 2 de junio de 2021

NEOFASCISMOS

 

La bandera ondeará en la fachada de los colegios; sonará el himno nacional, mientras los alumnos van entrando; la foto del rey estará al lado del crucifijo en un lugar preferente del aula. Este podría ser el texto resumido de algún decreto de Franco o de su precursor, Miguel Primo de Rivera. Se parece mucho a la moción aprobada por el ayuntamiento de Murcia para “la defensa y protección de los símbolos nacionales desde las escuelas públicas”. Un ligero matiz: los dictadores lo hubieran impuesto por decreto, la propuesta murciana sólo puede ser una propuesta a considerar por las direcciones de los centros. Eso sí, aprobada por las tres derechas que en este tema van de la mano, ¿añoran el franquismo?

Hace unos días, tras haberse producido en poco tiempo el asesinato de 5 mujeres y el hijo de una de ellas, la Comisión de Igualdad del Congreso hizo un minuto de silencio por las víctimas de la violencia machista. Minuto al que la representante de la derecha más a la derecha se resistió a sumarse.

El jueves 27, en medio de la crisis humanitaria en la ciudad de Ceuta, el portavoz ultraderechista Carlos Verdejo insultó a los ceutíes musulmanes y a Fátima Hamed, diputada del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía, intentando sembrar el odio en una ciudad multireligiosa y multicultural. A la derecha más extrema le gustaría poder eliminar de la faz de la Tierra a quienes no opinan como ella.

Ultranacionalismo doctrinario, machismo, xenofobia y racismo, son algunas de las características de la extrema derecha comunes con los fascismos institucionalizados. Allí donde los neofascistas tienen capacidad de imponer su dogma, lo aplican sin pestañear. Lo hicieron en Madrid, con la complacencia de las otras derechas, cuando arrancaron la placa de Largo Caballero o de las Trece Rosas, o cuando proponen levantar un monumento a la Legión en la Plaza de Oriente, lugar de oración para la nostalgia franquista.

El 13 de junio, las 3 derechas volverán a cogerse de la mano para dinamitar cualquier diálogo que mejore las relaciones con Cataluña. Al PP y a C’s les salió cara la foto de Colón, ¿Lograrán evitarla ahora?

INDULTOS

                Detrás de esta postura tramontana de las derechas hispanas está la posibilidad de que se otorgue el indulto a los condenados del Procés. Las derechas se agitan cuando se trata de indultar a políticos, como los catalanes, con los que no están de acuerdo. Sintonizan más cuando son los suyos los indultados.

El 23 de diciembre de 1988, el gobierno de Felipe González indultó a Alfonso Armada, uno de los principales actores del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Había sido condenado a 26 años, 8 meses y un día, sólo cumplió 7 años de prisión. Diez años después, el 23 de diciembre de 1998, fue el gobierno de Aznar el que indultó parcialmente a Vera y Barrionuevo, condenados a 12 y 10 años, respectivamente, por su implicación en el secuestro y asesinato del ciudadano francés Segundo Marey, llevado a cabo por los GAL en 1983. Tan sólo cumplieron 3 meses en prisión. Sobran las palabras.

Creo no equivocarme si digo que una gran mayoría quiere que se solucione cuanto antes el conflicto del Estado con Catalunya y de ésta con el Estado. El error fue judicializar un problema político, en vez de darle soluciones políticas. Una vez juzgado y condenado el asunto, ¿cómo volver a la senda del diálogo? Esa es la cuestión. Y no caben medias tintas: o negociar o seguir con la espiral del desencuentro.

Los neofascistas lo tienen claro: cuanto peor, mejor para ellos. No contemplan otra solución que el uso de la fuerza. ¿Dónde conducen las mesas petitorias del PP? Ya lo vimos. Cuando recogieron firmas contra la reforma del Estatut catalán lo único que consiguieron fue marginarse más de la política catalana. El anticatalanismo que sembraron les sirvió para sacar algunos réditos electorales por el resto de España. Poco grano para tan amarga siembra. La competencia por el espacio de la derecha es feroz, aunque lo único que parece estar en pugna es quién ocupa la postura más extrema. Quién se hace con las banderas y los apoyos que sustentaron al franquismo. El C’s de Arrimadas anda como alma en pena, mendigando que no se convoquen elecciones en Andalucía antes de tiempo. Mientras el PP de Casado, subido a la grupa del pandémico éxito electoral de Ayuso, cree que todo el monte es orégano, y que la pradera de San Isidro se extiende de Algeciras a Perpiñán.

 Luego está el poder judicial. Su Consejo General lleva años sin ser renovado. A pesar de eso, no ha parado de hacer nombramientos y de pronunciarse sobre el bien el mal con la competencia que se le supone. El mal funcionamiento de las instituciones deteriora la calidad de nuestra democracia, deslegitima sus instrumentos y deteriora la convivencia hasta niveles extremos. Como diría aquel, menos mal que somos una ciudadanía sana y madura. Y si no, siempre nos quedará el Villarreal para soñar con Europa.

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Prietas las filas en la Plaza de Colón de Madrid. AFP/Óscar del Pozo.


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