Claro que no lo son. Se ve a
simple vista. Me refiero a los partidos políticos, y al empeño que tienen
algunas personas, de esas que podríamos llamar “yo-no-me-meto-en-política”, de
considerar que todos los partidos son iguales. Pues no, no lo son. No hay más
que ver los presupuestos generales que elaboran los gobiernos en los que están,
solos o en compañía. Tanto a derecha como a izquierda, dominan el panorama
gobiernos de coalición. Normalidad democrática, le llaman en los países de
nuestro entorno. En otras latitudes hace tiempo que se acabaron los gobiernos
monocolores, a no ser que la ley electoral -la francesa, por ejemplo- prime la
formación de gobiernos de un solo partido. No es nuestro caso.
No
creo que haya nadie en su sano juicio que piense que el PP, por ejemplo,
presentaría unos presupuestos generales como los que ha elaborado la coalición
botánica. No hay más que comparar lo que quieren hacer unos -PSPV, Compromís y Unidas
Podemos- tras una crisis pandémica, económica y social, y lo que hizo el otro
-PP- tras la crisis de 2011. No quiero ni imaginarme qué presupuestos haría un
PP aliado al neofascismo -su única alianza posible- si gobernara. Da vértigo. Eso
es lo que quiere hacer el PP de aquí, liderado por Mazón y Catalá, su enviada al
cap i casal, replicar lo
que el PP hace ya en Madrid, Murcia o Andalucía. ¿Qué de malo hay en pactar con
los neofranquistas? Se preguntan Mazón & Catalá. Apenas hay diferencias. Unos
reivindican el franquismo a pecho descubierto, otros lo hacen a hurtadillas. No
es anecdótico que Casado culminase la jornada del 20-N asistiendo a una misa
por Franco, presidida por una corona de laurel y una bandera preconstitucional.
¿Equivocación? ¡Seguro! Por ir, por no salirse, y, lo más inexplicable, por no
decir nada tras descubrirse su desliz. “Trato de imaginar qué pasaría si un
líder de la oposición fuera a una misa en honor a Hitler en Alemania, o a
Mussolini en Italia o a Videla en Argentina… ¿Qué estaría unánimemente diciendo
la prensa?”, escribió en Twitter Juan Diego Botto.
PRAGMATISMO
Tampoco
son iguales los partidos catalanes, por muy soberanistas que sean. El conseller
de Hacienda, Jaume Giró (Junts), elaboró unos Presupuestos 2022 al gusto de ERC,
pero menos queridos por sus colegas de Junts. Sin embargo, a la CUP le
parecieron poco sociales y se negó a apoyarlos. ERC tocó a la puerta de los
Comunes para conseguir los apoyos necesarios. A cambio, ERC apoyará los de
Colau para Barcelona. Resultado: Catalunya tendrá los Presupuestos más sociales
de todo el Estado. ERC no es Junts, ni la CUP es En Comú Podem, primó el
pragmatismo de la gobernabilidad al soberanismo interclasista. Desde que ERC
ganó las elecciones catalanas, las dinámicas políticas han cambiado. Atentos a
la jugada.
Tampoco
son iguales los partidos valencianos, ni los que gobiernan coaligados, ni los
que están en la oposición, por mucho que se manifiesten juntos por una
financiación autonómica más justa. Salvo los neofranquistas, que, como Franco,
sólo quieren un estado centralista, el resto está por un reparto más equitativo
de los fondos públicos. La financiación no es un asunto menor. La mayoría de
los servicios del Estado del bienestar son competencia autonómica, por eso es
fundamental estar bien financiados. El País Valenciano no lo está. Recibimos
menos por habitante de lo que reciben otras comunidades. Por tanto, disponemos
de menos dinero para hacer escuelas, hospitales, ambulatorios, residencias, …
la lista es interminable. Estábamos en inferioridad de condiciones para
afrontar la pandemia, por ejemplo. A pesar de eso, aquí las cifras son
relativamente buenas. Se hizo un buen trabajo. Pero la pandemia no ha
terminado, y habrá que seguir haciéndolo. No parece la mejor solución rescindir
los contratos al personal sanitario que llevó a cabo la magnífica vacunación
contra la COVID-19. Tampoco lo es descargar en los infradotados ambulatorios la
tarea de poner la tercera dosis contra la COVID-19, mientras siguen con la campaña
de la gripe y el resto de atenciones ambulatorias. A más dinero, mejor sanidad.
SINERGIAS
Hay
cosas que se pueden hacer con poco dinero. Se ha visto con la nueva plataforma
audiovisual Bon Dia TV, una oferta digital que permite ver contenidos
producidos por À Punt, IB3 y TV3, ver programas en todos los dialectos de una
misma lengua, así se optimiza la inversión pública y se fomenta el conocimiento
mutuo. Nada más alejado de la exclusión y la intolerancia. La aldea global en
la que estamos instalados permite desarrollar proyectos positivos, favorables a
la convivencia y respetuosos con la diferencia. Desgraciadamente, todos los
días vemos ejemplos de lo contrario. Como dice el recién premio Jaume I, el
ecologista Fernando Valladares, “seamos felices y crezcamos en calidad de
vida”. Pues eso.
URBANO GARCÍA
Imagen:
Presentación de los PGE 2022. EFE
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