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miércoles, 19 de octubre de 2011

EDUCAR / APRENDER

Para aprender siempre se está a tiempo. Yo, con una larga vida vivida, aún aprendo de los jóvenes del 15M que se movilizan indignados contra las injusticias que nos acosan. Me/nos  enseñan una forma de rebelión pacífica, festiva, alegre, pero a la vez contundente. No es fácil asimilarlo para quienes venimos de tiempos menos participativos y más sectarios. Muchos indignados del 15M son hijos de la democracia y se mueven en ella como pez en el agua. Nos recuerdan su esencia. Además se comportan como sabios de la aldea. Nunca pierden la calma ni la paciencia. Hace unos días volvieron a salir a las calles de numerosas ciudades para expresar su indignación por cómo quieren –los “mercados”, los bancos, la Unión Europea, el FMI,…- que salgamos de la crisis: pagando la factura quienes menos tienen. En el frontispicio de sus reivindicaciones, la defensa del estado del bienestar. Y en primer lugar la sanidad y la educación públicas. Coinciden con sindicatos y partidos de izquierda en la urgencia de la protesta.

ESCUELAS
Educación y sanidad son la piedra angular de toda democracia que se precie. Públicas y gratuitas, naturalmente. En eso, hasta ahora, había un gran consenso. Pero llegó la crisis, y con ella las rebajas. De derechos, ¡claro! Y los partidos conservadores han visto la oportunidad de hincar el diente en una tarta –la de los servicios públicos- que hasta ahora se les ha resistido. En ello están. Lo hacen a golpe de declaración y de presupuestos. Rajoy y sus mariachis gobiernan casi todo el mapa autonómico. A él están transferidas las competencias sanitarias y educativas. Por los divertículos de esas taifas se dilapida una parte importante de nuestro erario. El bueno del ministro Gabilondo sólo administra su palabra. No es poco. Los recortes en educación le parecen mal. Lógico. El mañana se cultiva en las aulas de hoy. Por eso los del PP no ahorran en insultos. Hasta colocan al Ministro detrás de la protesta. Hay que ser mezquinos.
La lideresa del madroño se pronunció ante la huelga del 20-S convocada por los enseñantes en su comunidad: “a lo mejor (la educación) no tiene que ser obligatoria y gratuita en todas sus fases". Acabar con la enseñanza de todos y para todos es el primer paso para apuntillar la igualdad. Vuelta al feudalismo.
El control del déficit público –ahora consagrado en la Constitución- se ha convertido en la excusa perfecta para justificar los más injustos recortes. Lo peor es que amenazan con la tijera cuando queda mucho por hacer. Por ejemplo, extender la gratuidad a la enseñanza de 0 a 6 años. A esa temprana edad despuntan las desigualdades que luego se harán sangrantes. O terminar de una vez con los barracones, por poner un ejemplo próximo. Claro que aquí, en tierras valencianas, aún no se han anunciado más recortes que los ya emprendidos. Será por la pausa pre electoral, o por el stand by del President, el caso es que aquí no hay más agravios que los sembrados por el ex conseller Font de Mora. No son pocos. Eso sí, somos vanguardia en la cesión de suelo público para la construcción de centros privados. Sobre todo, si llevan la vitola de católicos.
Hay toda una variedad de mecanismos para degradar la enseñanza pública. Amortizar las jubilaciones, no renovar a los interinos, recortar líneas o reducir la oferta educativa. Mientras se hace esto, se incentiva fiscalmente a quienes optan por centros concertados. Se relajan los controles sobre ellos y se publicita con dinero público sus resultados académicos. El asalto a la escuela pública está servido.

PRIORIDADES
                No termina la afrenta en la enseñanza reglada. Hace más de un lustro, un cartel de la Generalitat anuncia el solar sobre el que se levantará la nueva Escuela Oficial de Idiomas. Ni hubo dinero en tiempos de bonanza ni ahora con la crisis. Resultado: el colapso de la oferta pública de enseñanza de idiomas. Pero el episodio más grotesco lo vimos en el Centro Príncipe Felipe, cuando el Consell rescindió el contrato a los investigadores. En tres años, se pasó de casi 10 millones de euros de presupuesto a poco más de dos. Todo un record. Una austeridad que provocó la dimisión del comité y la dirección científica del centro, el que era escaparate de la investigación valenciana. ¿Son estas las prioridades del PP?
URBANO GARCÍA

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