“Més lluny, sempre anant més lluny”
Elia Serrano, in memoriam.
No son tiempos fáciles. Todo el mundo lo sabe, es una verdad de Perogrullo. Para nadie. Pero para algunos son peores que para otros. Las crisis, como la riqueza y tantas y tantas cosas, van por barrios. Desde que estalló el escándalo de la entidad financiera Goldman Sachs –el pasado septiembre se cumplieron tres años-, no hay día en que no nos despertemos sin un nuevo sobresalto. La crisis es ya mucho más que una crisis. A la desregulación de la vida económica se ha sumado la de la política. Los palos de ciego de la Unión Europea no son una excepción en este mundo globalizado. No hay más que repasar cómo respondió EEUU en los primeros meses de la crisis. Y cómo sigue haciéndolo. Primero se acudió a Keynes para que papá Estado sacara a la banca de su shock. Pero pronto se olvidó que los que más sufrían seguían quedándose en la cuneta. Uno de los problemas que arrastra la actual situación es que quienes causaron la crisis son quienes pretenden administrar nuestra salvación. Tanto la gobernanza económica mundial (FMI), como la europea (Banco Central, Consejo Europeo,…) están en manos de gentes que parecen tener una visión un tanto egoísta de las cosas. Una visión alejada de valores como la solidaridad, la cooperación o la igualdad. No hay otra explicación cuando vemos cómo actúan. Parece no importarles el sufrimiento, el dolor que causan sus medidas de austeridad. Quienes rigen la economía del planeta, sin haber sido elegidos por nadie, parecen vivir alejados de los problemas del común de los mortales. Mientras, el resto de ciudadanos estamos desarmados ante sus alardes de prepotencia.
ILUSIONAR
Es difícil en un contexto tan deprimente insuflar algo de esperanza. Rubalcaba ha rescatado del olvido las recetas socialdemócratas de las que hablaba el historiador Tony Judt y el agitador Stéphane Hessel para animar un poco al decaído socialismo hispano. Y es que ZP aplicó, como buen alumno que es, las recetas nada socialdemócratas que le recomendó la UE y le dictó el FMI (no conocemos la carta que recibió Zapatero, pero su contenido no debe diferir mucho del de la remitida a Berlusconi), y una vez hecho el trabajo, se retiró. Ahora le toca a Alfredo intentar la remontada. No lo tiene fácil. Será su mérito.
La izquierda del PSOE, además de cabreada, también está efervescente. Piensa que es su momento. Ahora o nunca. Izquierda Unida, tras relamerse las heridas y purgar sus esencias, confía en recuperar parte del terreno electoral perdido. Ya ocurrió en las autonómicas y municipales. Aunque los resultados fueron claramente insuficientes para frenar el tsunami de la derecha. Posiblemente Izquierda Unida tiene un techo de cristal difícil de romper. Y no sólo causado por una injusta Ley Electoral.
Por cierto, en enero de 2011, las Cortes, con el voto de PSOE, PP, CiU y PNV cambiaron a peor esa ley electoral. Una reforma que no mereció la atención debida. A partir de ahora, quienes se presenten a las elecciones y no tengan representación previa en las Cortes, deberán ser avalados por el 0,1% del censo del distrito electoral por el que se presenten. 35.000 firmas si concurren en toda España. ¡Viva el bipartidismo! Nada más alejado del clamor del 15M que pide una ley electoral más justa. Lo justificaron como una medida de austeridad, para combatir la sopa de letras y para evitar el tráfico de datos, pero es una forma de reducir la pluralidad. Sólo con unidad puede la izquierda responder a esta brutal agresión.
UNIR
Cada cual suma a su manera. Izquierda Unida/ Esquerra Unida lo ha hecho con un proceso de refundación y haciendo suyos algunos de los postulados defendidos en las plazas del 15M. Otros como Compromís y EQUO lo intentan con un complejo proceso de convergencia en el que no faltan las tensiones. Es lo que tiene la democracia participativa y desde abajo, que sus resultados no siempre son los previstos. La apuesta no deja de ser novedosa. Si consiguen los avales necesarios, la candidatura resultante de esta heterogénea suma de voluntades podría ser una de las sorpresas del 20N.
URBANO GARCÍA
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