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viernes, 4 de noviembre de 2011

CAUCES

“Ha sido una tragedia imprevisible”, dijo Serafín Castellano tras la muerte de una pareja de  ingleses arrastrados por las aguas en la torrentera de La Cala, en Finestrat. Así de imprevisible es la naturaleza, Sr. Conseller. El barranco atraviesa la localidad alicantina, engullido por el previsible crecimiento urbano y transformado –con la ayuda del Consistorio- en una calle más. Lo llaman río seco, pero es una torrentera que de vez en cuando lleva agua. Es una calle imprevisible en un previsible cauce, en una tierra de escasas pero imprevisibles y torrenciales lluvias. El consistorio asfaltó el barranco, dándole un aire más urbano si cabe, menos imprevisible. Pero siguió siendo una torrentera. Y plantó palmeras. Pero siguió siendo una torrentera. Todos los viernes la torrentera se llenaba con el bullicio del mercadillo municipal. Ya no volverá a montarse, al menos allí. Era previsible. El resto de la semana se colmata de coches como un vulgar y previsible aparcamiento. No sé si seguirá ocurriendo. A pesar de su apariencia de calle, de mercadillo, de aparcamiento, sigue siendo lo que era: una previsible torrentera a la espera de las imprevisibles lluvias otoñales. Y es que el agua busca su cauce. Ya se lo dijo al alcalde la Confederación Hidrográfica. Pero el alcalde, Honorato Algado, del PP, prefirió pagar la multa que prever lo imprevisible. Tampoco desde la  Conselleria de Medi Ambient le pidieron más. Era previsible.     

TRAGEDIAS
                “Ha sido una tragedia imprevisible”, dijo Camps tras el accidente en la línea 1 del metro de Valencia. 43 muertos, 47 heridos, y ningún responsable, salvo el maquinista, también fallecido. Ocurrió el 3 de julio de 2006. Hace más de 5 años. No sé si la tragedia era imprevisible, lo que sí fue imprevisible es que Francisco Camps, entonces Molt Honorable, no recibiera a los familiares de las víctimas. Ha tenido que pasar un lustro para que su sucesor, Alberto Fabra, se reuniera con ellos. “Fue un accidente imprevisible”, les dijo el actual Molt Honorable. Ni una coma fuera del guión. Cambió el perro, no el collar. La investigación de la mayor tragedia ocurrida en un metro en España, en Europa, se cerró sin culpables, sin responsables, sólo con un “imprevisible” que todo lo indulta. A estas alturas, es previsible que no se reabra la investigación. Esa es la voluntad del PP que cuenta con la mayoría en les Corts Valencianes para imponerla. Es previsible que el Consell aplique el rodillo que tanto le gusta al PP.    

EJES
                Era previsible que Europa optaría por la solución más rentable, por la capaz de generar más prosperidad. Nada que ver con aquel mal llamado “eje de la prosperidad” que medró al calor del ladrillo entre Madrid, Valencia y Baleares. Aquel resultó ser un trampantojo para vestir el latrocinio. Hablo del eje ferroviario Mediterráneo. Ese sí que podría traer prosperidad. Claro, si sabemos gestionarlo. La prosperidad no es automática, hay que currársela. O nos convertiremos en estación de paso. En apeadero incapaz de aportar valor añadido a la previsible prosperidad del llamado corredor mediterráneo. Qué lejos quedan las piedras en el camino. Qué lejos los provincianismos que preferían que fuéramos playa de Madrid, en vez de estación de Europa. La razón económica se ha impuesto a la ideológica. El trazado lineal transeuropeo, a la centralidad radial madrileña. La derecha no quiso o no supo verlo. Por eso, cuando el PP gobernó España y Loyola de Palacio (q.e.p.d) era la máxima responsable de la Comisión Europea de Transportes, se dejó de lado la opción ahora aprobada. Veremos qué hace el PP si vuelve al gobierno. Habrá que estar atentos, no sea que la crisis le sirva de pretexto para desviar de esta obra las inversiones, que por cierto son muchas, tal vez demasiadas. Lo que pone Europa no llega al 20% del coste total. Una miseria teniendo en cuenta lo que podría obtener a cambio. Hasta esa racanería era previsible.  

NOTA: Jorge Bellver, concejal de Urbanismo y diputado autonómico, ha sido absuelto por el TSJ del delito de prevaricación por autorizar la construcción -a Enrique Ortiz, el de Brugal, Gürtel y el pelotazo en Alicante- de un aparcamiento junto al Jardín de Monforte (declarado BIC) sin el preceptivo informe de Patrimonio. Bellver declaró que no sabía que el Jardín estuviera protegido. ¿Era previsible su absolución?     
URBANO GARCÍA

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