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miércoles, 30 de noviembre de 2011

...Y EL MANGO TAMBIÉN.

              Estoy seguro de que el sujeto del que hablo ya dispone de la sartén. Sólo le falta el mango para controlar todo. Podría referirme a una opción política concreta o a los despóticos “mercados”, sin apenas cambiar una coma. Escribo estas líneas pocos días antes de que las urnas decidan el futuro de nuestro país para los próximos 4 años. Entonces saldremos de dudas y sabremos si reeditamos un absolutismo similar al que ya jubilamos tras la muerte del dictador. No es baladí la comparación. La democracia creó nuevos cauces de participación política, nuevas instituciones, nuevos instrumentos para la gestión de la res pública. Rompió con el monopolio del poder, con la sumisión de todos ellos (ejecutivo, legislativo y judicial) al poder omnímodo del dictador. Pero tener el poder absoluto en municipios, comunidades y…se asemeja demasiado a una dictadura. Tal vez sería bueno recordar que Hitler dio el primer paso para convertirse en Führer tras el apoyo cosechado en las urnas. ¡Sí!, ya sé que no es lo mismo. Que en una democracia hay controles, que los partidos tienen un funcionamiento democrático, que la prensa garantiza la libertad de los ciudadanos, que las opiniones discrepantes no son perseguidas,…Sí, todo eso ya lo sé. Pero también sé que la serpiente incuba sus huevos en tiempos de crisis. Hay demasiadas semejanzas entre una democracia de mayorías absolutas y una dictadura, blanda eso sí.

BOTÓN DE MUESTRA
                Es posible que mi sesgada opinión esté influida por la nefasta experiencia que arrastramos los valencianos. Aquí hace tiempo que el PP gobierna encumbrado en mayorías absolutas, y su comportamiento no ha sido precisamente ejemplar. Es más, todo apunta a que en algunos aspectos aún no hemos tocado fondo. “Están en el programa del PP”, así zanjó la Consellera de Cultura y portavoz del gobierno de Fabra la incómoda pregunta sobre los 219 millones de euros destinados a financiar eventos. No importa que no haya dinero para la dependencia, ni para saldar la deuda farmacéutica, ni para mantener el compromiso de luchar contra la pobreza, ni que apenas queden fondos para pagar las nóminas de los funcionarios,… Nada de eso importa. Pero eso sí, para eventos sí que hay dinero. El PP lo lleva en su programa. No el dinero, sino los eventos. ¡Qué desfachatez!, anunciar recortes después de tanto despilfarro. Un insulto a la inteligencia. La Consellera portavoz también administra el escuálido presupuesto de Cultura. Un jarrón chino, una nota de color en las políticas privatizadoras. Por cierto, el PP ha anunciado que eliminará el Ministerio de Cultura, lo lógico sería hacer lo propio con el chiringuito de Lola, ¿no? No abandono este negociado. Poco antes de la cita electoral, la titular de Cultura visitó el CVC, otro jarrón chino parasitando el erario como una garrapata. Siguiendo una vieja costumbre implantada por el PP de aquí, Lola no admitió preguntas. “Se trata de una visita protocolaria”, argumentó para justificar su negativa. Y se fue por donde llegó, con las preguntas celosamente guardadas en una carpeta roja. Según el diario Levante, esta vacua operación de imagen costó 6.000 euros.

VALENCIA SUMMIT
                En tiempos de bonanza, cuando las plusvalías del ladrillo aún engrasaban los rodamientos de la administración local y autonómica, Camps y sus mariachis confiaron en las dotes organizativas de Urdangarín para que montase unos Juegos del Mediterráneo. Cobró, pero nunca se hicieron. También le encargaron unas jornadas sobre turismo y deporte bajo el título de Valencia Summit. Las tres ediciones de estos mini foros de 4 días salieron a 300.000 euros por jornada, financiadas, en parte, por las arcas municipales. El yerno del Rey iba incluido en el paquete promocional. A cambio, se dejó ver y fotografiar junto a Camps, Rita, González Pons y Blasco. Cada una de esas fotos nos costó un riñón a los valencianos. Total para nada. Los despilfarros llevados a cabo por el PP local no tienen parangón. A los ruinosos encargos a Urdangarín hay que sumar, entre otros, las costosas maquetas de los tres rascacielos con los que Calatrava quería poner broche de altura a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Los edificios ni se hicieron ni se harán, pero Lola, la Consellera y portavoz, dice que son un “activo”. Claro que para activo Calatrava que no dudó ni un instante en coger el dinero y correr a ingresarlo a su banco en Suiza.
Les das la mano y se toman el brazo. Lo que les faltaba era tener también el mango.         
URBANO GARCÍA

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