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jueves, 18 de octubre de 2012

ENCALLADOS


Pasó la primera y madrugadora gota fría del otoño. Dejó 13 muertos y un reguero de desgracias. La lluvia anegó tierras y haciendas. Y dos barcos mercantes encallaron en las playas valencianas. Los barcos varados en los bancos de arena de la costa son de verdad, también son una metáfora de nuestra situación. Estamos encallados por la crisis y abandonados a nuestra suerte ante la ineficacia de los remolcadores que no son otra cosa que las medidas que el gobierno aplica para reflotar el país. La realidad tiene a veces estos guiños. Paradojas que la vida nos ofrece de vez en cuando. Dos barcos naufragan mientras el país se va a pique. Sería un buen titular. Uno de esos titulares en blanco y negro, sin grises, sin matices, sin medias tintas. Uno de esos titulares que tanto gusta a la prensa de derechas para calificar a los gobiernos de izquierdas. También la gota fría da juego. Su motor interno es la diferencia de temperatura entre las capas inferiores y superiores de la atmósfera, lo que los expertos llaman gradiente térmico. La humedad ambiental y la temperatura del agua del mar también influyen sobre la magnitud de la tormenta. Hasta hacerla perfecta. Así tilda Josep Vicent Boira en su último libro a la crisis valenciana, ¡perfecta! La estabilidad atmosférica, como la social, se basa en un cierto equilibrio. Cuando las diferencias entre los que menos tienen y los que más alcanza un grado crítico, la situación se hace insostenible. Informes económicos tan imparciales como los realizados por la ONU dicen que en los últimos años -gracias sobre todo a las políticas ultraliberales, a la movilidad del capital y a la globalización de los mercados-, las diferencias entre pobres y ricos se han acentuado. Ingentes masas de dinero se acumulan en muy pocas manos. Mientras millones de personas se mueren de hambre. Esa es la peor gota fría que nos asola.

COOPERACION
                Si a nosotros, privilegiados ciudadanos del primer mundo, nos va mal, ¿cómo les irá a quienes habitan las zonas más depauperadas del planeta? Es fácil imaginarlo. Con la crisis, salvo para salvar a la banca, no hay dinero para nada ni para nadie. Las medidas que está adoptando el gobierno de Rajoy por mandato de la troika no buscan incentivar la producción y crear empleo. Su objetivo es, simple y llanamente, garantizar el negocio de los grandes bancos europeos. Nuestra deuda son sus beneficios. Nuestros sacrificios, su seguro de futuro. Las últimas cifras del paro muestran bien a las claras los efectos perversos de la reforma laboral de Báñez. Ni mejoran las cifras del empleo ni baja la prima de Rajoy. Si con ZP no iba bien la cosa, ahora vamos a peor.
Con la crisis también aumenta la insolidaridad. “Los míos primero”, dicen los fascistas de amanecer dorado en la asolada Hélade. “Antes lo nuestro que lo de los negratas”, conversan los hermanos Tauroni –acusados de apropiarse una parte de los fondos para cooperación- refiriéndose a los proyectos en África de la Conselleria que entonces dirigía Rafael Blasco. Y es que el recorte llega tras el saqueo. Prevaricación, cohecho, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos y falsedad documental. Estos son algunos de los presuntos delitos por los que declarará como imputado Blasco, ex conseller, ex portavoz y ex de casi todo, y máximo responsable de gestionar el dinero público valenciano destinado a cooperación internacional de 2007 a 2011, años del saqueo.
Es injusto que la ayuda al tercer mundo se vea manchada por la actuación de una pandilla de delincuentes. Es injusto que demos la espalda al trabajo abnegado y gratuito de miles de cooperantes. Es injusto que las ONG honradas paguen los platos rotos por esta red mafiosa.

SUMISIÓN
                Claro que últimamente la lista de injusticias parece no tener fin. Mientras Rajoy elogia a la mayoría silenciosa que no se manifiesta en las calles contra sus políticas –vamos, lo mismo que Franco-, la indignación sube muchos peldaños espoleada precisamente por el cabreo ante tanta injusticia. Mientras el PP valenciano se transforma pasito a pasito en un partido de diputados imputados, Alberto Fabra, el molt honorable, pierde la oportunidad de cantarle las cuarenta a su jefe en la cumbre de presidentes autonómicos. Más que nada por lo de los Presupuestos Generales. Para 2013, esta tierra antaño de oportunidades recibirá la mitad de las inversiones que tuvo con el último gobierno socialista. ¿Dónde está el victimismo antes tan rentable electoralmente contra ZP? ¿Dónde la reclamación de una financiación autonómica más justa? Fabra, Alberto, ha tirado la toalla. Sus buenas intenciones han naufragado ante la contundencia de la realidad: un grupo parlamentario –el suyo- incapaz de dar soluciones a los problemas que agobian a la sociedad valenciana y solo preocupado por salvar sus muebles. Lo dicho, encallados y encabronados. Así estamos.    


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