Del 9
al 12 de octubre hay un abismo, es la distancia que separa una expansión
territorial fronteriza de una transoceánica. De la conquista por Jaume I de la
Taifa de Balansiya (como se llamaba
entonces Valencia) al redescubrimiento de todo un continente. Fueron poco más
de dos siglos -de 1238 a 1492- pero cambiaron tantas cosas que en
la muda se pasó de la Edad Media a la Moderna. De la construcción de un estado
cuasi federal –eso era más o menos la Corona de Aragón- a la de un imperio en
el que “no se ponía el sol”. ¡Ahí es na!
Mucho debió cambiar la mentalidad de aquellos conquistadores para que de
cristianizar a musulmanes se pasara a exterminar amerindios. O tal vez no. El caso
es que ambas conmemoraciones coinciden en la misma semana, levantando entre ellas un espléndido acueducto festivo
–para quien pueda- que acentúa nuestra mala fama en la luterana Europa.
Pasadas
las fiestas, toca ponerse a trabajar. O al menos aparentarlo. Así lo hizo el Molt Honorable que cogió los bártulos y
se fue a hacer las américas, o sea las “alemanias”. Es decir, a pedir dinero al
feudo de la Merkel. “Vamos a promocionar nuestros valores turísticos, nuestras
urbanizaciones a precio de saldo y nuestros campos de golf en medio del
secarral”, debió pensar Alberto Fabra.
Así que con la manta al coll i el
cabasset, el President y un par de
consellers se fueron para Berlín. Por
cierto, entre ellos no iba la titular del ramo a promocionar, ocupada en otras
lides. Quien sí se apuntó fue la de Educación, que como una walkiria reencarnada se sintió atraída
por la idea de “valencianizar” Germania, emulando al Ministro Wert que el día
de la hispanidad hizo un llamamiento para españolizar Catalunya.
ESPAÑOLIZANDO
Lo dicho por el ministro de Educación tiene guasa
viniendo de un catalán. Claro que conociendo sus antecedentes de tertuliano en
emisoras de extrema derecha no extrañan esos deslices ideológicos. Simplemente
se equivocó de audiencia. Ahora, como ministro, tiene que medir más sus
palabras. Su propuesta de “españolizar Catalunya” fue como echar gasolina sobre
las ascuas encendidas de un nacionalismo ascendente. ¡Más madera!, es la
guerra. Pero no fue un desliz. Rajoy aprobó con su silencio, y el titular de
Justicia, otro ministro abducido por el extremismo, fue más lejos al hablar del
imperio de la ley para abortar cualquier consulta popular en Catalunya. A este
paso, la mayoría absoluta de CiU está más que garantizada. Gracias al PP,
claro. Si los resultados electorales en el País Vasco son como los que apuntan
las encuestas, también Euskadi estará gobernada por partidos nacionalistas tras
las autonómicas. Al PP sólo le falta perder Galicia, la niña de sus ojos, para
probar las hieles de la derrota. Y no es descartable. Estos días se cumple el
décimo aniversario del desastre del Prestige, coincide con el inicio del juicio
y todo el mundo recuerda “los hilillos” con los que Mariano despachó el peor
accidente de un petrolero en las costas
gallegas.
También por tierras valencianas se barrunta el fin de
una era hegemonizada por la derecha. La última encuesta de Metroscopia daba
casi por segura la pérdida de la mayoría absoluta del PP. Y aunque este tipo de
datos siempre son cuestionables, por su limitado rango y por estar en teoría
aún lejos de las elecciones, apuntan algunas tendencias del voto. El PP
intentará evitar su hundimiento recurriendo a un manido y trasnochado
anticatalanismo. Y la oposición de izquierdas tendrá que ponerse las pilas para
que esas tendencias tan favorables para ella se confirmen en las urnas.
PENSADORES
Como augures del cambio, el lunes 15 de octubre
pasaron por Valencia dos figuras del pensamiento contemporáneo. El economista
francés Serge Letouche, ideólogo del decrecimiento, habló en la NAU, invitado
por Claustre Obert de El País, sobre la crisis y sobre la necesidad de cambiar
las bases en las que se sigue sustentando el desarrollo económico occidental.
En el Rector Peset quien habló fue Susan George. Su conferencia abrió el máster
de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho. La pensadora y escritora
franco-americana autora de Informe Lugano,
entre otras obras clave del movimiento anti globalización, habló de la crisis
de los derechos humanos y del ataque que está sufriendo la democracia en manos
de los neo liberales. Para Susan George, que verá próximamente editado su
último libro en nuestro país, al capitalismo le molesta la democracia, por eso
intenta anularla o limitarla si se interpone en su camino y le impide sus
negocios. No hay más que ver qué pasa en Italia, o sin ir tan lejos, qué hace
el propio gobierno de Mariano Rajoy, para quien la democracia hace tiempo que
no es más que un estorbo.
NOTA: Europa Laica, una
asociación que defiende la total separación entre iglesia y Estado, se presentó
por fin en Valencia. El acto contó con un lleno absoluto, lo cual demuestra el
gran interés que existe en nuestra sociedad por sacudirse el olor a sotana y
sacristía.
URBANO GARCÍA
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