Martes 15 de mayo de 2018. Han pasado 7 años desde aquel 15M que pilló a la clase política con el paso cambiado. La irrupción de aquel movimiento indignado y transversal llegó sin avisar, sin llamar a la puerta. En 24 horas, la noticia de una Puerta del Sol okupadacorrió como la pólvora por las redes sociales y prendió en las principales capitales del reino. La mal llamada crisis económica mostraba ya su peor rostro. Los desahucios estaban a la orden del día. Mientras los bancos escurrían el bulto como podían y se escudaban en su papel como garantes de la estabilidad del sistema. Por cierto, sistema (capitalista) que hasta el mismísimo Sarkozy pensaba que había que reformar con urgencia. Han pasado 7 años, y al sistema no se le ha tocado ni un pelo. Es más, el sistema salió al rescate de la banca y la operación “pon un banquero en tu mesa” nos costó un ojo de la cara. Siete años después, podemos decir sin riesgo de equivocarnos que el sistema sobrevivió, también la banca, pero que los ciudadanos de a píe seguimos pagando la parte alícuota que nos corresponde como “salvadores” de un sistema y una banca que nos putea, por usar un término fino. Siete años después, algunos políticos metidos a bancariosse sientan en los banquillos judiciales para responder sobre dietas y finiquitos millonarios que se agenciaron mientras pedían ayudas públicas para sacar a flote las entidades por las que, en teoría, velaban. Siete años después, de las perlas de la corona del sistema financiero valenciano (CAM, Bancaja, Banco Valencia) no quedan ni los logos. Hace unos días, el ex presidente de la CAM, Modesto Crespo, se declaraba culpable y dispuesto a colaborar con la Justicia. Durante lo que queda de mayo, la Audiencia de Alicante será el plató en el que se ventile el saqueo de esta entidad financiera. Excepción de lo que ha sido regla.
CASQUERÍA
Martes 15 de mayo de 2018. Prado de San Isidro. Más que de chulapos, visten de duelo los gerifaltes del PP madrileño. Cristina, su esperanza regeneracionista en la cloaca de los madriles, arrastra luto por la pradera. Ella que se las prometía tan feliz en su regreso a los despachos de la Complutense, con su reluciente máster y lista para ascender en la carrera funcionarial cuando menguase la de la política. Anda ahora con el máster encogido y asistiendo incrédula al espectáculo de ver como, arruinada una, su otra carrera la acerca de nuevo al borde del abismo. Todo en Madrid es casquería. Eso que le queda de aldea manchega a la capital del reino. Anda el patio de Monipodio revuelto. Las encuestas de los media están en plena orgía. Esta vez la apuesta es por los boysde Rivera. Anuncian sorpasso. Albert vende regeneración, pero a la hora de la verdad todo es humo. Se ha visto en Madrid. Llegado el momento de decidir entre un catedrático de filosofía y un burócrata de la política, Rivera no ha dudado. Balón de oxígeno a Rajoy y a esperar la hora de las urnas. Por la libertad, según dice.
Mientras, la situación se deteriora cada día más. No sólo son las pensiones, que también. Es que la credibilidad de la radio televisión pública está bajo mínimos, y la cúpula directiva da muestras de una estulticia sin parangón. El “¡os jodéis!” de la secretaria de comunicación de Rajoy aún colea. Ante la sordina de la dirección de TVE, los trabajadores han puesto ceses sobre la mesa (en València, por ahora, Arantxa Torres y Quique Pallás). El Consejo de Informativos ha llevado al Euro Parlamento la larga lista de censuras de una dirección cuestionada por todos los grupos, excepto el PP, que hace del férreo control de RTVE su salvavidas electoral.
PACTO DE ESTADO
La radio televisión pública necesita un Pacto de Estado para garantizar su independencia y objetividad, además de una financiación adecuada. También lo necesitan las pensiones, la educación o la violencia machista. Bueno, esta última lo que necesita es que el gobierno cumpla sus compromisos. De nada sirve un Pacto de Estado si se le corta la fuente de financiación. Rajoy se comprometió a dotar con 200 millones de euros la lucha contra la violencia de género. Pero, como ya es habitual en él, donde dijo digo ahora dice Diego. El compromiso era de mil millones en 5 años para financiar las más de 200 medidas que contempla el acuerdo. Mal empezamos si el primer año apenas se aporta una parte mínima de lo acordado y se fía el resto al endeudamiento de comunidades autónomas y ayuntamientos. Las mujeres, muy movilizadas desde el 8 de marzo, no parecen dispuestas a renunciar a sus derechos. Ni a sus vidas. La mayor lacra terrorista que padecemos es la derivada de la violencia machista. Pero al PP lo único que le ocupa es la casquería.
URBANO GARCIA
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