Tal vez no vuelen demasiado alto, pero sí lo
suficiente como para que se pueda obtener desde ellos una perspectiva de
entomólogo. Ya se sabe que vistos desde suficiente altura, los seres humanos
somos, por el tamaño, insignificantes insectos colonizando el planeta. Los
drones nacieron como artilugios bélicos, aunque no hay que olvidar los
antecedentes del aeromodelismo como punto de partida. Claro que como ocurre con
muchos avances técnicos de la humanidad, la guerra suele acelerar las
inversiones necesarias para hacerlos posibles. Con algunos progresos ocurre lo
que dice La Verbena de la Paloma,
“las ciencias adelantan que es una barbaridad”, y en ello estamos. Mientras los
drones eran utilizados como eficaces armas de destrucción selectiva, la
legislación para su uso civil estaba paralizada. Y así seguimos. El dueño de la
Dipu, digo de Alfonso Rus, frenó en seco su intención de introducir drones para
mejorar la vigilancia de los campos de cultivo. Argumentó la inexistencia de normativa.
No le falta razón. Pero lo que debería hacer Rus es azuzar a su partido que
también gobierna en Españaaaaa!, para que solucione lo antes posible ese vacío
legal. Siempre que lo haga con transparencia y consenso, apunto yo. Aspectos estos
no siempre atendidos por Mariano y sus mariachis. Pero Rus no descarta el uso
de drones en corridas de toros y otros festejos. Aunque algunos falleros no han
podido utilizarlos para enseñar desde otro punto de vista sus calles iluminadas
y sus monumentos.
La
inacción pública no suele paralizar los avances, cuando detrás de ellos hay un
buen nicho de negocio. Si ocurre eso, como así parece, no faltarán “emprendedores”
dispuestos a arriesgar sin riesgo, a ofrecer sus servicios –privados, eso sí- a
la administración pública para que ésta privatice servicios nasciturus. Un tema que complace en
exceso al PP. Es lo que hizo con las resonancias magnéticas. Antes de que la
sanidad pública las incorporase a su catálogo de servicios, el Consell de Zaplana ya se las había ofrecido
a la iniciativa privada para que hiciera su agosto. Había que hacer una gran inversión
sin garantías de rentabilidad, argumentó el entonces Molt Honorable para justificar la cesión. Con esas palabras, el de
Benidorm parecía velar por el interés público. Nada más erróneo. Así fue cómo se
castró la modernización de los servicios radiológicos propios y se externalizó
la explotación de las nuevas tecnologías de exploración clínica. La historia es
bien conocida, a ese vivero de “emprendedores” se apuntaron algunos altos
cargos del PP que apostaron sin arriesgar, sabiendo que tenían asegurada por
convenio la clientela y, lo más importante, la continúa y permanente entrada de
ingresos procedentes de las arcas públicas. Ahora, con la perspectiva que da el
tiempo, sabemos que nada de lo que nos vendieron fue cierto. La privatización
de la sanidad no es más barata para el contribuyente. Más bien al contrario. Los
valencianos, junto con los madrileños, somos los que más pagamos por los
servicios sanitarios. Nuestro modelo –el que aplicó el PP de aquí y el de la
capital-, es parte de nuestra ruina. En Madrid, los tribunales han paralizado
la cesión de hospitales públicos a la gestión privada. Aquí el modelo Alzira
sigue siendo el preferido por el Consell. Algo parecido pasa en la educación.
La consellera Catalá quiere agilizar
los trámites para que los centros concertados gocen de las mismas ventajas que
los públicos, permitiendo incluso la cesión de suelo público para la
construcción de centros de gestión privada. Parece que el PP tiene prisa en
dejar todo atado y bien atado. Pero volvamos a los drones.
ESPÍRITU SANTO
¿Qué
hace un político del PP cuando está amortizado? Pues se va volando al Senado o
al Parlamento Europeo. Parece que Rita sopesa esta segunda posibilidad como
salida airosa tras cuatro lustros al frente del Consistorio. Y es que el caso
Noos le produce juanetes. La Gürtel,
varices. Y Compromís, migrañas. Su
amigo Margallo le hará un hueco, si al final él no acompaña a Cañete a
Bruselas. Todo controlado. Es lo que tiene la designación digital, sin
sorpresas. El rojo Rita ondearía en lo alto del Reichstag comunitario. Y desde
allí, ¿cómo nos ven? Seguramente con preocupación. No es para menos. Los
próximos meses serán de intensa actividad judicial. Por el banquillo pasarán
ilustres ex gerifaltes del PP. Todos ellos implicados en turbios asuntos
relacionados con corrupciones varias. No hay semana sin escándalo. Lo del medio
kilo, limpio de polvo y paja, que se agenció Pedro García volando sobre el Papa,
merece un capítulo en los Soprano. El ex director de RTVV comparte papel en el
reparto con Juan Cotino, perejil en todas las salsas. ¡Como no!, esa costosa
mochila nos tocará pagarla a todos los contribuyentes. No era un dron, ¡era el
espíritu santo!
URBANO GARCIA
FOTO: Peter Mathew
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