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viernes, 19 de enero de 2018

APOROFOBIA

Odio, rechazo, miedo, aversión a los pobres. Eso quiere decir este nuevo vocablo al que la FUNDÉU (Fundación del Español Urgente) ha nominado como palabra del año. Ha sido una propuesta de la filósofa valenciana Adela Cortina que como profesora y divulgadora de la ética aplicada a la vida cotidiana se ha implicado en hacer visible y luchar contra una de las muchas fobias que empobrecen nuestro mundo. Como “escrache”, “selfi”, “refugiado” o “populismo”, palabras que también merecieron ser destacadas años anteriores por esta fundación, “aporofobia” responde a una cierta actualidad política y mediática que aporta valor añadido a su importante contenido semántico. Podríamos decir que no existe o existe menos lo que no tiene nombre
                  
Las palabras sirven para asignar y designar, para dar sentido a lo que decimos. Incluso para ordenar nuestras ideas. Son las piezas del mecano con las que construimos el pensamiento. La crisis –así mal llamada o no- nos ha hecho más pobres a todos, al menos a la mayoría. La desigualdad se ha disparado. Ahora los ricos son más ricos y los pobres más pobres. Eso debería haber aumentado nuestra empatía con los peor situados en la escala social, pero dudo que haya ocurrido así. No hay más que mirar a nuestro entorno para ver cómo han aumentado la intolerancia y el fanatismo. Países que no hace mucho eran modelo de convivencia, hoy tienen gobiernos intransigentes y xenófobos. También el odio al inmigrante está contenido en la palabra “aporofobia”. No tratamos igual al turista rico que al inmigrante pobre que se ve obligado a mendigar en la calle.

INMIGRANTES
                  En la página negra del balance europeo del año pasado está el trato inhumano dado a los inmigrantes. Llaman a las puertas del paraíso y les abrimos las del infierno. El gobierno Rajoy incumplió sus compromisos con la Unión también en la acogida de inmigrantes. Mariano se escuda en lo que hace el resto. Excusatio non petita, accusatio manifesta. El presunto suicidio de Mohamed Bouderbala, un joven inmigrante argelino, en el Centro provisional de Internamiento para Extranjeros de Archidona (Málaga) ha puesto la lupa sobre la situación de estos centros en nuestro país. El de Archidona ocupa provisionalmente las instalaciones de la inacabada prisión malagueña. Ni sus dotaciones están completas ni fue construido para este fin. En el trato a los inmigrantes, el gobierno Rajoy actúa como un verdadero hooligan de la aporofobia. Los CIE no solucionan nada. Nos lo recuerda todos los últimos martes de mes la Plataforma por el Cierre del CIE de Zapadores, coordinadora que agrupa a numerosas ONG y ciudadanos que reclaman la legalidad de todos los seres humanos, vengan de donde vengan y tengan el color de piel que tengan.
                  
El CIE de Zapadores se reabrió en marzo de 2017, tras meses de permanecer cerrado por una plaga de chinches. Desde entonces, por él han pasado decenas de inmigrantes que se han visto privados de libertad por el único “delito” de serlo. Es bueno recordarlo precisamente en estas fechas, en teoría más propensas a la empatía y a la ayuda a los más desfavorecidos.

REFUGIO
                  Los inmigrantes que vienen a nuestro país son una minoría. La mayoría va a otros países o se queda por el camino. Con ellos tenemos un deber de solidaridad. Nosotros también fuimos inmigrantes. València es “ciudad refugio” por voluntad del gobierno municipal. Que lleguen los inmigrantes depende del ejecutivo central que nada hace por facilitar la acogida. Tampoco hace nada para mejorar las condiciones de vida de las personas que menos tienen. Muchas de ellas inmigrantes y mujeres solas con hijos a su cargo. Cuando llega el frío -cada día más imprevisible a causa del cambio climático-, se hace más patente y dramática la pobreza energética. También la falta de viviendas sociales. 

Durante los últimos años de gobierno municipal del PP, la inversión pública en este tipo de servicios prácticamente desapareció. El PP y Rita tenían otras prioridades. Hace unos días, la Concejala de Igualdad, Isabel Lozano, anunció la entrega de 5 viviendas a familias en riesgo de exclusión. Son pocas, pero no son las primeras ni serán las últimas. Algunas de estas casas están ubicadas en el Cabanyal, un barrio que se recupera lentamente del shock que suponía su demolición parcial en una operación con tintes especulativos. ¿Se puede hacer más?, seguro que sí. Es complicado hacerlo en menos tiempo y con los pocos recursos que se tienen. Dejo la financiación municipal para otro día, hoy tocaba hablar de la aporofobia y de cómo combatirla.

URBANO GARCIA

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