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miércoles, 24 de abril de 2019

28-A: DE ENCUESTAS Y SONDEOS (4)

Desde que Félix Tezanos se hizo cargo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), todos andamos un poco mareados con las predicciones. El uso de nuevas técnicas demoscópicas, la desviación del pronóstico de los resultados electorales en Andalucía y la última encuesta publicada hace unos días, han hecho saltar todas las alarmas, especialmente entre las derechas, incapaces de asumir un resultado adverso, aunque sólo sea virtual. ¿Sirven las encuestas como oráculos electorales? ¿Les beneficia “la cocina”? ¿Aproxima o aleja de la realidad? El CIS hace la encuesta sociológica más completa de nuestro país. Ninguna institución, ni pública ni privada, se le aproxima. Vaya por delante mi reconocimiento a este Centro capaz de retratar cómo ningún otro, nuestra compleja sociedad en un momento determinado. No es poca cosa. 
                  Información es poder. Por eso Franco nunca fue partidario de este tipo de organismos. Lo suyo era la adhesión inquebrantable, aunque nunca nadie osó verificar su grado de adhesión. Hasta 1963 no se creó el Instituto de la Opinión Pública, más que nada para conocer el alcance de ese nuevo electrodoméstico que era la televisión. Hubo que esperar a 1977, a que terminara la dictadura, para remodelar el CIS, modernizarlo y hacerlo más útil a la sociedad que lo financia. Desde entonces nos conocemos mejor. 

INDECISOS
                  Las encuestas crean opinión. Más en tiempo de elecciones. Pero lo que mejor hacen es indicar las tendencias dominantes. Suelen fijarse en el resultado de anteriores comicios. A partir de ahí, extrapolan más o menos los datos, sometiéndolos, eso sí, a los necesarios mecanismos de corrección. También lo hacen muchos medios, toman como referente los resultados de las andaluzas y a partir de ahí hacen las correcciones pertinentes. Eso les lleva a hipervalorar unas opciones e infravalorar otras. ¿Hay intereses? ¿Ideología? ¿Sesgo?... Posiblemente de todo un poco. ¿A qué juegan los medios?, deberíamos preguntarnos. En el caso del CIS, hay ciencia y dominio del método para hacer cuestionarios. Todas las encuestas publicadas hasta la fecha coinciden en el elevado número de indecisos. Un tercio de quienes manifiestan su voluntad de ir a las urnas, no saben aún qué votarán. Nunca una campaña electoral fue tan decisiva. 
                  Tal vez por eso, las diferentes candidaturas están echando el resto. Los nervios y el marketing están jugando malas pasadas. El PSOE, con su “Haz que pase”, de referente la película Titánic, ha hecho correr ríos de tinta digital. Lo cual no es necesariamente malo. Como decía Oscar Wide o Dalí, lo importante es que hablen de uno, aunque sea mal. Y lo decían antes de que la era digital pusiera en valor los algoritmos. El PP, con “Valor seguro” denota lo inseguro que está ante unos resultados electorales que se presentan totalmente inciertos para él. El imperativo “¡Vamos! Ciudadanos” de los de Rivera, además de autoelogio, suena a Marsellesa y huele a guillotina. Unidas-Podemos ha optado por el eslogan-manifiesto “La historia la escribes tú”, una referencia clara al poder del voto de la gente. Compromís, con “Imparables”, pone en valor su capacidad polisémica para transformar la política. Mientras los neofranquistas han tirado mano de su único programa, un nacionalismo español excluyente, rancio y de raíces autoritarias.   

FRAUDE
                  Hace unos días, la Agencia Antifraude, creada por el Consell de l’Acord del Botànic y dirigido por Joan Llinares, denunció un fraude en la facturación de algunas academias privadas que dan servicio a instituciones públicas. Los profesores facturan el total que les abona la administración, pero una parte va a las academias. “¿Quién declara qué?” y “cobro por lo que hago”, son principios de la justicia fiscal. Los dos están en el punto de mira de la Agencia Tributaria. En los dos se comete fraude, según Llinares. Los profesores declaran a Hacienda por lo que reciben, que es todo. Sin embargo, una parte de su nómina se la queda la academia, que no declara estos beneficios extra. El docente cobra menos de lo que le corresponde. Mientras la academia, que actúa de intermediaria, cobra por arrendar su espacio. ¿Es legal? La justicia dirá. Por lo pronto, y por si pilla a alguien del PP, Bonig, delegada de Casado en la CV, dice que lo primero que hará, si llega al Palau, será cerrar la Agencia Antifraude. Se acabó la transparencia, nos vamos de procesión.      
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com
Imagen:
1. La comarca científica. Revista digital. 

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