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domingo, 14 de mayo de 2017

ESTIBA

Por decreto. Así pretende solucionar el gobierno Rajoy el conflicto con los estibadores. Asocio los trabajadores de los puertos con la película “La ley del silencio” de Elia Kazan. No lo puedo remediar, y eso que sé que el ambiente portuario tan solo era la escenografía elegida por el director de origen turco para hablar de la delación y de la solidaridad, para ventilar el conflicto que le atormentaba, su declaración ante el senador McCarthy durante la caza de brujas. El macartismo recortó libertades civiles y puso en peligro la democracia estadounidense con la excusa de una amenaza comunista, casi siempre más supuesta que real. En 1953, la población de EEUU vivía aterrorizada por la guerra fría. La amenaza nuclear fue un espantajo útil para recortar derechos.
                  La huelga de los estibadores tiene un cierto aroma vintage. Es lo que se lleva. Trump agita el peligro nuclear para levantar la veda a este tipo de armas. Y Rajoy intenta doblegar a los trabajadores de la estiba, tal vez envidiando lo que hizo Thatcher con los sindicatos mineros. Salvador Navarro, líder de la patronal valenciana, pide la intervención del ejército. Trabajadores privilegiados, con elevados sueldos, en un sector estratégico y controlados por una mafia sindical, ¿les suena? Parece sacado del manual para la demonización de la clase obrera. Los estibadores, gracias a su posición de fuerza, se han opuesto a liberalizar su contratación como pide una Unión Europea en manos de la derecha. A pesar de vivir del comercio, la estiba sigue siendo un reducto de resistencia a una globalización asociada a la pérdida de derechos laborales. No hay que despreciar las secuelas que tratados como el NAFTA (EEUU-Canadá-México), el CETA (UE-Canadá) o el TTIP (EEUU-UE) dejan y dejarán en el maltrecho mundo del trabajo. Trump pesca en ese caladero.

FISCALES
                  Alguien debería responder por tanto engaño. Por el desparpajo con que nos venden una moto vieja y gripada. Intentan convencernos de la bondad de unos tratados comerciales que a quienes más benefician es al capital financiero y a las empresas transnacionales. Hablan de normalidad democrática cuando se trata de anular la independencia del poder judicial. O peor, implantar el terror para que ningún magistrado combata la corrupción. El PP busca su impunidad. Así se explican los últimos nombramientos en el ministerio fiscal.
                  Ante un presidente murciano, Pedro Antonio Sánchez, plurinvestigado en varios casos de supuesta corrupción, el PP responde cambiando al Fiscal que instruye las causas. Manuel López Bernal denunció en los micrófonos de la SER la indefensión en la que se encuentran los fiscales que como él luchan contra la corrupción. Matar al investigador, después al mensajero. Eso es lo que hace el PP. Su pacto con C’s era un plato de lentejas. Lo importante era seguir en la Moncloa. Tener el ejecutivo da más poder del que figura en los libros. Bien lo saben Rajoy y su Ministro de Justicia, ambos han dado sobradas pruebas de no creer en la separación de poderes. Purga ideológica. Así ha calificado la asociación progresista de fiscales los últimos cambios en el tercer poder del Estado. La sistémica deslegitimación de las instituciones que velan por la calidad democrática es la forma más eficaz de acabar con la democracia. A eso juega el PP.

VERTIGEN
                  Empar Marco se ha impuesto a prejuicios y condicionantes. Enfrente tiene un gran reto. Nada menos que hacer una nueva RTVV que supere lo poco bueno de la primera, y haga olvidar las montañas de escoria que generó, especialmente durante las dos décadas bajo el diktat del PP. No lo tendrá fácil. Empar es valiente y no le da vértigo los riesgos.
                  Agotado su argumentario y con un pasado ignominioso, al PP le gustaría resucitar la batalla de València. Poner el énfasis en las pasiones más primarias, en la ideología. Pero nada es igual. Su pasado le pesa como una losa. Además de manipular, el PP gestiona mal lo público. No hay más que hacer balance de sus dos décadas de gobierno. La ruina de RTVV es parecida a la de la Ciudad de la Luz, la de EMARSA, ACUAMED, y tantas otras que han vaciado las arcas públicas y nos han dejado con la mayor deuda del Estado. El PP ha intentado por todos los medios frenar la recuperación de algo tan básico como unos medios de comunicación propios. La derecha sabe que un país es su gente comunicada. La ignorancia mutua alimenta prejuicios. También habrá que estibar esa carga.

URBANO GARCIA

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