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sábado, 29 de julio de 2017

AQUEL PAÍS

Lo peor de las dictaduras no es tanto la censura que imponen como la ignorancia que siembran. Terminada la dictadura, es fácil suprimir la censura, pero la ignorancia ahí queda. Cuanto más tiempo dura la autocracia más profundo es el atraso. Muchos de los debates que ahora tenemos ya fueron planteados en la II República. Algunos hasta se remontan a la Primera. Asignaturas pendientes que como piedra de Sísifo arrastramos durante décadas. Tal vez el territorial sea el debate más redundante. No hay más que leer a Pi i Margall para darnos cuenta de la persistencia de ciertas cuestiones. La territorial, por ejemplo. País de países. Nación de naciones. Estado plurinacional y autonómico. ¿Se cerró mal este tema en la Constitución del 78? Se hizo como se pudo teniendo en cuenta quien tenía la sartén por el mango y el mango también. Han pasado los mismos años que duró la dictadura. Tal vez es momento de revisar algunas cosas. El régimen del 78 ha evolucionado, ha modificado realidades y percepciones. La Constitución del 78 creó un marco legal para su posterior desarrollo. Cuatro décadas después, el Estado Autonómico ha mostrado sus  carencias. Lo que en el 78 satisfizo gran parte de nuestras aspiraciones, hoy nos parece insuficiente.
                  De un tiempo a esta parte, la llamada cuestión catalana está en las agendas. En la mediática, seguro. En la política, no tanto como debiera. Aunque no figura entre las principales preocupaciones de la ciudadanía, su no resolución aboca a la ansiedad de la incertidumbre. El tema catalán es como la punta del iceberg –de tamaño similar al del recientemente desprendido en la Antártida- de la cuestión territorial. La respuesta neo liberal dada por Rajoy a la crisis no ha hecho más que agudizar las desigualdades, rompiendo las frágiles costuras de la financiación autonómica.

LA QUITA
                  Las primarias del PSPV confirmaron a Ximo Puig como su Secretario General. También que cada ámbito electoral tiene su propia dinámica. Rafa García no es Pedro Sánchez ni sus circunstancias. A pesar de eso, el alcalde de Burjassot logró el apoyo de más del 42% de una militancia menos movilizada que en la votación para el federal. Cada candidato jugó sus cartas lo mejor que supo. García a rebufo de la ola anti establishment que lideró Pedro Sánchez. Puig aferrándose a su papel en el Acord del Botànic. Ahora toca encajar los resultados. No deja de ser curioso que el PSOE de Pedro Sánchez haga socio preferente a PODEMOS, partido que junto con COMPROMÍS han hecho President del Consell a Ximo Puig. A dos años de terminar la legislatura, los retos del gobierno valenciano parecen insuperables. Con una renta per cápita por debajo de la media nacional, las y los ciudadanos de este país contribuyen al fondo de compensación interterritorial como si fuesen ricos. El pago de intereses no deja de incrementar la deuda aunque la embriden desde el Consell. En ese contexto deficitario hay que entender la propuesta de José Luis Ábalos, secretario de organización del PSOE, de hacer una quita de la deuda autonómica con el Estado. Una solución que llega tarde a Catalunya, pero que podría dar oxígeno a otras autonomías.

JUECES
                  La territorial no es la única ambigüedad de la Constitución. El acceso a una vivienda digna, o a la educación, son aspectos que no se escapan a una cierta interpretación torticera. No hay más que recortar las inversiones para que desaparezcan los derechos. La ausencia de viviendas sociales obliga a una parte de la población a vivir en condiciones infrahumanas. Es lo que hizo el PP allí en donde gobernó. El parque de vivienda social en Madrid y Valencia está bajo mínimos. Planificar nuevas construcciones necesita tiempo y recursos, no siempre disponibles.
                  Garantizar el acceso a la educación debería asegurar las inversiones para los centros públicos. Sin embargo, el PP priorizó el negocio y la ideología sobre la oferta pública. Esa es la herencia de los conciertos educativos que lastran cualquier proyecto de futuro. La otra herencia es el mantenimiento de un país, el valenciano, invertebrado y sin medios de comunicación propios. Otra vez la ignorancia como secuela de un régimen infame. Con esos mimbres, la Diputación de Alicante, gobernada por el PP, se ha convertido en ariete contra la enseñanza pública. Su recurso contra el decreto de plurilingüismo no deja de ser la imposición de una institución decimonónica sobre los planes educativos del Consell. Mantenimiento del statu quo al que no son ajenas algunas sentencias judiciales, a veces sesgadas, que ponen en jaque el futuro de una parte de la juventud. ¡Qué país!
URBANO GARCIA

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