Las primarias han llegado
para quedarse. Los militantes del PSPV deciden su secretario el domingo 16. La
elección de Pedro Sánchez como Secretario General del PSOE ha marcado la
campaña valenciana. Escribo estas líneas antes de que las urnas digan la suya.
No es la primera vez que los socialistas valencianos eligen a su dirección por
este sistema. Es fácil dudar cuando los efectos no son los esperados. ¿Qué consideran
los socialistas una buena respuesta? La que mejora sus resultados electorales. En
2015 no fueron buenos para el PSPV. ¿Las primarias son la solución?, posiblemente
no. Ni solucionan todo ni hacen milagros. Implican más a la militancia, eso sí.
La movilizan en tiempos de conformismo y apatía. Y dan una oportunidad al
debate político, tan anhelado por las bases. Aquí la sangre no ha corrido como
en Ferraz aquel 1 de octubre de 2016 en que volaron más dagas que en una
película de Fu Manchú. Desde hace dos años, y a pesar de obtener el PSPV sus peores
resultados en unas municipales y autonómicas, Ximo Puig puede presumir de ser
el President de la Generalitat. Un
mérito que debe en gran parte a Compromís
y Podem que supieron estar a la
altura de las circunstancias. Se equivocaría el PSPV si patrimonializa l’Acord del Botànic que puso fin a dos
décadas de hegemonía del PP. Tal vez, llevado por un cierto triunfalismo, Ximo
Puig se ha visto con frecuencia tentado a confundir su cargo institucional con
los intereses de su partido, como denuncia su contrincante en primarias, Rafa
García, actual alcalde de Burjassot. La
sobreactuación no es recomendable y menos cuando se gobierna en coalición.
Aunque gane las primarias, ese es el talón de Aquiles de Puig: dar su apoyo
incondicional a una presidenta de Andalucía poco sensible con los intereses
valencianos y no contar con la opinión de la militancia del PSPV en temas importantes.
Construir un partido desde el poder es una opción. Históricamente demasiadas
veces empleada por los socialistas. Es un buen método para fomentar el
clientelismo y la corrupción. Consolidar un partido al margen del poder que
detente es más difícil, pero suele dar resultados más estables. Un dilema que
afecta a todos. El trasfondo de las primarias del PSPV es la hegemonía en la
izquierda y el valencianismo, un espacio de apenas 60 mil votos -los que separan
al PSPV de Compromís- y mínima distancia
si se tiene en cuenta la volatilidad del electorado.
EN COMÚ
Martes 11 de julio, Jordi Peris, portavoz de València en Comú, uno de los tres pilares del gobierno municipal, dimite
como concejal. ¿Peris era el eslabón más débil de VeC? Tal vez. Un poco de historia. Martes 23 de septiembre de 2014,
una multitudinaria asamblea en el teatro Micalet
decide, no sin dificultades, converger electoralmente. Así nació Guanyem València, un movimiento
asambleario tras la estela del 15M. Un neonato Podemos competía con Esquerra Unida por el espacio abierto por
los indignados en 2011. Los anticapitalistas eran bisagra. Este movimiento
asambleario atravesó numerosas zozobras y cambios de nombre. Como resultado de
unas primarias salió una candidatura encabezada por personas próximas al 15M y
a Podemos. Las urnas dieron tres concejales a VeC, ninguno de EUPV que tampoco lo logró en su candidatura
oficial, quedándose por primera vez fuera del Consistorio. Compromís, PSPV y VeC no
tardaron en llegar a un acuerdo para acabar con 24 años de hegemonía del PP y
formar un gobierno tripartito encabezado por Joan Ribó.
A las tensiones usuales en las nuevas formaciones
políticas, como es el caso de VeC, se
suma la reclamación de EUPV de su parte en la coalición. Entraron en el grupo
por la cuota de asesores. Con la salida de Peris, Neus Fàbregas –de EUPV y ex asesora
de VeC- accede al govern de “la Nau”
. ¿Terminarán los injustificados ataques de EUPV a Ribó? Ya se verá. Y, ¿qué
hará Podemos?
PROTECCIÓN
La gestión de la pluralidad no es fácil. Y menos en
vísperas electorales. Pasado el ecuador de la legislatura, la diferentes
fuerzas que conforman el Consell de
la Generalitat y el Consistorio
tendrán que redoblar los esfuerzos para que sus diferencias no pongan en
cuestión los gobiernos del cambio. Las primarias del PSPV son una prueba. También
la reorganización de los grupos. Conselleres,
concejales, diputados y asesores de ambos sexos, marcan territorio a veces sin
tener en cuenta dónde dejan caer la meada. La prudencia no es mala consejera.
Hace unos días, el derribo del llamado “casinet”
del Cabanyal encendió algunas
alarmas. El edificio no estaba protegido. Excusatio
non petita, accusatio manifesta. Ahora que se puede, habrá que proteger la democracia.
URBANO GARCIA
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