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sábado, 29 de julio de 2017

EL TESTIGO

Por primera vez un presidente de gobierno español en activo declaró en la Audiencia Nacional. El PP es cómplice a título lucrativo de un delito de corrupción. Lo hizo como testigo, pero en lugar de en el banquillo se sentó donde tenía su encuadre más favorable. ¿Trato excepcional?, seguro. Rajoy estaba obligado a decir la verdad, toda la verdad. ¿La dijo? El falso testimonio se zanja con un par de avemarías y unos padrenuestros. Con un poco de penitencia se limpian aquí los asuntos de conciencia. ¿Y las consecuencias penales? Esas las dirá el juez, si ha lugar, y si algún día llega a saberse que Don Mariano mintió cuando estaba obligado a decir la verdad.
                  Desde que Garzón pusiera el ojo de la justicia en la trama Gürtel, no ha habido día sin noticia. “Una trama contra el PP”, así la calificó el máximo responsable… del partido, no de la trama. La puesta en escena de aquella rueda de prensa de hace 8 años, con Rajoy rodeado por un ramillete de ahora imputados dirigentes del PP, merece figurar en los anales del periodismo político. Con 3 décadas en la cúpula del PP, Rajoy hacía poco que había sido exaltado a la máxima autoridad de su partido en un Congreso celebrado en Feria València. Fiestorro organizado por la Gürtel, con el Bigotes de maestro de ceremonias y saldado hace unos días, en víspera de la comparecencia de Rajoy en la Audiencia. Al PP le gusta hacer sinpas allá por donde va. De casta le viene al galgo.
                  Antes que el jefe, por el banquillo de los testigos habían pasado los ex tesoreros del PP, amigos y conocidos de Rajoy, algunos hasta paisanos. La mayoría viene de AP, y como Rajoy recibieron la bendición de Fraga. Aznar es el gran ausente. Hay una cierta continuidad entre las familias del franquismo y las del PP. Continuidad que también se da en la forma de financiarse.      
                  En València, en 1989, se destapó el caso del tesorero Naseiro. La financiación ilegal del PP no es nueva. Aquella causa se ventiló con su archivo por anulación de las pruebas. Un pinchazo telefónico por un asunto de narcotráfico destapó la trama. El método, mejorado, siguió aplicándose. Años después, la red de Correa era una forma de financiación extra del PP. Y de nuevo València estaba en el epicentro. Aquí llegó Correa cuando Rajoy lo mandó a “provincias”. Aquí lo acogieron Camps y Rita con los brazos abiertos. Y aquí venía de tanto en tanto el líder supremo a repasar cómo iba el granero. Veremos qué pasa en el juicio pendiente por la financiación ilegal del PP valenciano.

PACTO DE ESTADO
                  La violencia machista causa más muertes y dolor que el terrorismo. ¿No son sinónimos? Contra el machismo ha habido consenso. Hacía falta un pacto de Estado, aunque se quede corto, para atajar la sangría. Hay que cambiar las leyes cuando son ineficaces para acabar con una lacra. Legislar es imprescindible, pero no suficiente. Una ley sin dotación económica es una ley vacía. Esta la tiene, cosa que no ocurre ni con la ley de la dependencia ni con la de la memoria histórica. La primera no cuenta con asignación suficiente en los presupuestos generales aprobados por los gobiernos del PP. Para la segunda, Rajoy presume de haber destinado “cero €”. Ambas cuestiones también merecen un pacto de Estado. A ambas pone el PP objeciones ideológicas. A la primera por ser uno de los pilares del Estado del Bienestar, objetivo a derribar por parte de la derecha. De la segunda, dice el PP con todo el cinismo del mundo que “abre heridas”. Lo que hay que abrir son los cientos de fosas comunes que salpican nuestra geografía de la ignominia.
                  Hace unos días, comenzó la exhumación de las fosas 91 y 92, y terminó la de la fosa 113 del cementerio de Paterna. Ahora hay que extraer el ADN e identificar los cuerpos. La titular del Juzgado nº2 que procedió al alzamiento de los cadáveres, renunció a judicializar el tema por tratarse de asesinatos ya prescritos. “Los crímenes de lesa humanidad no prescriben”, ha dicho Santi Vallés, portavoz de los familiares. Se trata de que el Estado asuma su responsabilidad de exhumar e identificar a los miles de personas asesinadas y enterradas de forma anónima en fosas comunes y en cunetas. No hay venganza ni revanchismo, sólo que la justicia actue para que no sean las familias las que tengan que hacerse cargo de los elevados costes que supone la identificación de sus familiares asesinados. En Paterna lo está pagando la Diputación, a la espera de que la Llei de la Memòria Democràtica que ha preparado la Conselleria de Justícia pase su trámite parlamentario. Será un complemento necesario a la ley estatal y un instrumento imprescindible para que ningún cadáver de ninguna víctima del franquismo se quede en la fosa o en la cuneta y sin identificar. Dignidad para los testigos enmudecidos a la fuerza de nuestra historia de la infamia.    
URBANO GARCIA

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