El Consejo de Ministros le ha dado el visto bueno de
tapadillo. Dicen que es para regularlo, pero en realidad acortará los trámites
para su autorización, y ninguna autonomía podrá oponerse a lo que diga el
informe del ministerio. Todo listo para facilitar, más si cabe, la destrucción
del medio ambiente. La Ley de Costas es el presente. Pero lo que cuenta es
hipotecar también el futuro. Ahí está el negocio, en vender lo que aún no se
tiene. No hay que buscar mucho en el anteproyecto de Ley sobre Evaluación
Ambiental para darnos de bruces con el fracking.
El ministro de “las duchas frías” no tuvo inconveniente en mencionarlo. Así
velan las grandes empresas energéticas por sus intereses. Haciendo que los
gobiernos legislen a su favor. “No está demostrado que afecte a la calidad del
medio ambiente”, argumenta el ministro haciendo méritos para algún futuro
consejo de administración. Así se teje la maraña de oscuros intereses que carcome
nuestra democracia.
IGNORANCIAS
¿Sabe
la ciudadanía qué es el fracking?
¿Conoce los riesgos ambientales, la destrucción del paisaje y el posible
incremento de seísmos que esta técnica acarrea? Por el portón de la ignorancia entra
el abuso. La destrucción del ecosistema es un viaje sin retorno. Me pongo
dramático, sí, a mi manera, no como Tierra
Prometida. En la película de Gus Van Sant los ciudadanos, al menos, tienen derecho
a decidir. Aquí, el gobierno decide por nosotros, ni informa ni consulta. No
confía en la respuesta ciudadana. La
extracción de hidrocarburos por fracturación hidráulica no es nueva.
Sobre todo en EEUU. Las reservas de petróleo del mundo están agotándose. Con el
fracking prolongan la agonía de un
modelo energético ya caduco.
Hace
tiempo que en los Telediarios aparecen imágenes de grifos de agua potable por
los que sale fuego. Es una de las posibles consecuencias del fracking. No es la peor. El territorio
se convierte en un queso gruyere salpicado de pequeñas torres de perforación.
La cantidad importa. Y su distribución espacial. También el gran consumo de
agua, y la elevada toxicidad de los productos utilizados para fracturar las
rocas. Los acuíferos son los primeros receptores del veneno que se inyecta en
el subsuelo y que busca salir a la superficie. La fractura de la roca libera
pequeñas bolsas de gas metano atrapado por el tiempo. Una parte se logra
recoger, pero otra sale a la atmósfera, aumentando la contaminación del aire,
del agua y del suelo, e incrementando de forma exponencial el efecto
invernadero causante del cambio climático.
DOMINIO PÚBLICO
Se
recorta la protección del litoral de 100 a 20 metros, y se recortan nuestros
derechos. Nos roban dominio público por tierra, mar y aire. El mismo gobierno
que ha retirado el apoyo a la investigación y desarrollo de las energías
renovables es firme defensor del fracking,
cuya tecnología está en manos de las grandes compañías petrolíferas. Es curioso
que el mismo gobierno que dice defender nuestra independencia energética, ponga
trabas al desarrollo y explotación de energías limpias como la solar o la
eólica, en las que hasta hace poco éramos referente mundial. Su mayoría
absoluta no le da derecho a hipotecarnos el futuro.
Las
fracturas hidráulicas agrietan el subsuelo y envenenan la biosfera que permite
nuestra existencia. Las fracturas de la democracia agrietan la convivencia y
socaban la estabilidad social que facilita nuestra subsistencia. Las políticas
de la troika y del PP son armas de destrucción masiva que fracturan la
sociedad.
Pero
de la Unión Europea también vienen buenas noticias. Hace unos meses, la
Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo lanzó una encuesta para
conocer la opinión de la ciudadanía sobre el fracking y estos días acaba de ponerse en marcha una Iniciativa
Legislativa Popular Europea para defender el derecho público al agua, un bien
escaso que los neo liberales quieren privatizar http://www.right2water.eu/es Apoyar estas iniciativas es la mejor forma de
construir una Europa sin fracturas.
URBANO GARCIA
FOTO:
Urbano García. El Diputat de Compromís Juan Ponce en la Marxa Antinuclear a Cofrents. 21 abril 2013
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