Nos subieron a un paraíso de ficción y ahora nos
empujan al precipicio. No sé si a alguien le parecerá emocionante, si se le
dispararán la adrenalina y otras endorfinas que tanto añoramos cuando estamos abatidos
y depres. La mayoría de la población, al borde del abismo, sólo siente pánico.
Pánico a la incertidumbre. Al futuro. Pánico al vacío que se abre a nuestros
píes. Un pánico que indigna y a la vez paraliza.
El
tobogán de Terra Mítica va camino de su definitiva inmolación judicial. Sus 17
años de existencia han sido un continuo sobresalto. A la euforia con que los
empresarios hoteleros de la Costa Blanca acogieron el proyecto de su protegido
Zaplana, siguió una etapa de reordenación del negocio. Aparentemente más
tranquila. Fue como si tras el subidón viniera la calma. Pero todo fue
aparente. Este parque temático, levantado en unos terrenos arrasados por el
fuego, nunca ha dejado de sorprendernos. Su parto se nos vendió como si hubiera
surgido un vergel en medio del desierto. Como si se hubiera encontrado un
tesoro en mitad del páramo. Un milagro. Abrió al público con el nuevo milenio. Pero
nació ya arruinado. Los sobrecostes han perseguido a Terra Mítica como la
sombra de Nosferatu. ¿Quién sacó beneficio? Es lo que la Justicia tiene que dilucidar.
Zaplana emprendió el camino de esta montaña rusa como alcalde de Benidorm, y lo
consumó como Molt Honorable. A su
vera, la del Parque y la del President,
florecieron negocios de dudosa legalidad. Uno es imagen y metáfora del otro.
Orgia de especuladores. Puro trampantojo.
¿VOLVER?
“Los
tiempos se van para no volver”, dijo Jesús Posada tras la irrupción televisiva
de un amojamado Aznar. ¿De verdad
Josemari piensa regresar a la política? Pero, ¿es que se había ido? Cabreado es
lo que está Josemari. Su herencia de cartón piedra empieza a cuartearse. Hasta
la imperial boda de la niña de sus ojos es vista como una juerga de pingajo y
fandanga. ¡Qué cruel es el dios Kronos! Hubo un tiempo en que esa imagen de
papel cuché, esa procesión de tronío a la sombra de El Escorial, ese desfilar
ante el vulgo de gente de buena cuna, endomingada, con sus poses más chulescas,
fue la admiración de la plebe. Ahora sólo vemos padrinos y mafiosos. ¡Qué
crueldad! Qué ingratitud para quien puso las bases de un espectacular
crecimiento insostenible. Por no hablar de las guerras. Algunas aún no han
terminado y duran más de una década. ¿Dónde está su equipo? ¿Qué fue de aquella
estrella fulgurante de la economía que responde al nombre de Rodrigo?
Hace
tan solo un año, Bankia -la joya de la corona- tuvo que ser rescatada con
dinero público tras salir a Bolsa de la mano de un osado y algo mentirosillo
Rato. El descalabro financiero está dejando un reguero de sufrimiento y
víctimas. Un año después, y a pesar de los miles de millones de euros
inyectados en la banca, las finanzas siguen hechas unos zorros. El crédito
sigue sin fluir y la larga lista de damnificados no para de crecer. Hace unos
días, los dueños de preferentes de Bankia al convertir en acciones sus títulos
se encontraron con que su valor, por arte de birlibirloque, era prácticamente
cero. Otros más listos –los grandes fondos, las empresas financieras,…- habían
ido antes y habían rebañado la caja. ¿Quién pagará este robo?
NO IRSE
Unos dicen
que quieren volver, otros no se van. Es el caso de Rita. Lo dijo ante tiburones.
Fue en el primer aniversario de Alberto Fabra como Molt Honorable. El PP quería un marco incomparable y se fue al Oceanogràfic. Buscaba un decorado y
encontró una metáfora. Le hubiera gustado un Alberto, se conformó con un Fabra.
Rita y Aznar quieren huir de su destino. La justicia les pisa los talones, como
a Il Cavaliere. Como él se sienten más
seguros siendo aforados. Ellos también tienen pánico a la montaña rusa.
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.comIMAGEN: El Economista. es
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