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viernes, 30 de agosto de 2013

TRENES



No hay nada más engorroso en la vida que perder el tren. El tiempo que pasa no vuelve. Nuestra historia está llena de trenes perdidos. De oportunidades que se nos escaparon entre los dedos. Sin esas ocasiones perdidas no se entenderían algunos de nuestros seculares retrasos. Con la crisis, no es que hayamos dilapidado oportunidades, es que vamos camino de hundir nuestro futuro un poco más en el cieno. Reducir la inversión en I+D+i hoy, por ejemplo, es sembrar la miseria de mañana. Ese tren siempre lo perdemos. Incluso cuando parece que estamos subidos a él. Hasta hace unos pocos años éramos punteros en todo lo referido a generación de energías renovables. Ya no lo somos. Los recortes en el sector nos han vuelto a poner a la cola de la que algunos se empeñan en que nunca salgamos. A pesar de la supuesta liberalización y de ser un sector estratégico para la economía, el mercado de la energía sigue dominado por muy pocos. No somos la excepción. Solo que aquí los amos son menos y tienen más poder. Las grandes compañías energéticas hacen y deshacen a su antojo. Su posición de oligopolio sería impensable sin la necesaria complicidad del poder político. Las famosas puertas giratorias funcionan a tope. No hay más que repasar la lista de ex presidentes y ex ministros en nómina de las grandes empresas eléctricas. Está claro que no todo el mundo pierde el tren, aunque sea a costa de perder la honra.

TREN RADIAL
            Hace unos días, se inauguró la línea de alta velocidad Madrid-Alicante con la alcaldesa imputada, Sonia Castedo, mendigando una foto. Rajoy subió al AVE y al tren del optimismo, según algunos cronistas. Y eso que el tramo inaugurado –el enlace desde Albacete- ha costado la friolera de casi 2 mil millones de € y apenas acorta 50’ la duración del viaje. Valencia y Alicante ya están unidas por alta velocidad a la capital del Reino, pero ellas siguen estando igual de distantes. Es más, las inversiones en el AVE han afectado al resto de líneas férreas. Tal vez había que compensar el fuerte desembolso económico. Los peor parados han sido los trenes de cercanías. ¿Dónde está la articulación del País (valenciano, por supuesto)? ¡Qué oportunidad perdida! El cómo se va construyendo la red de alta velocidad refleja las prioridades de los gobiernos. Visto lo visto, sigue dominando la concepción radial del siglo XIX, frente a opciones tal vez más rentables. ¿Cómo va el eje mediterráneo, señor Margallo? Ya sabe que Europa no espera. Quien está contento es el mercado de las segundas residencias de Alicante y Murcia. Confía en que a partir de ahora los clientes madrileños se lanzarán a comprar chalés en Torrevieja y en La Manga. La burbuja inmobiliaria también se sube al AVE.

DILIGENCIA
            A dos velocidades. Así va el país, el valenciano y el otro. Unos a 300 km/hora, otros en diligencia. Y no lo digo por las palabras del responsable de relaciones laborales de la CEOE, José de la Cavada, más propias de un patrón del siglo XIX que de un empresario del XXI. Lo digo por cómo el austericidio está devaluando nuestra calidad de vida. Un reciente informe del British Medical Journal lo pone negro sobre blanco: “con los recortes en sanidad están aumentando los casos de tuberculosis y VIH en España”. La noticia no es nueva. Hace unos meses, un informe sobre la repercusión en la salud de las privatizaciones en la sanidad pública valenciana decía más o menos lo mismo. Ahora los datos de la prestigiosa revista inglesa vienen a corroborar este deterioro. Seguimos los pasos de Grecia. Allí, el primer ministro, Samarás, de Nueva Democracia, ha cerrado la radio televisión pública (el Tribunal Supremo le ha ordenado el restablecimiento inmediato de la señal), tal vez temeroso de que se sepa lo que de verdad ocurre en el país. Y aquí, el PP deja a media luz Canal 9, tal vez para que no nos enteremos de cómo nos han robado hasta con la visita del Papa.  
URBANO GARCIA

FOTO: www.Diario Información.com 

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