Siempre llegan empujando, pidiendo vía libre, o sin
pedirla. El cambio generacional es lógico y necesario. ¡Abran paso! Llegan los
y las jóvenes. Desde que la juventud es algo más que un estado hormonal, hay
que reservarles un espacio en la mesa del diálogo social. Así lo entiende todo
el mundo. Imposible poner puertas al campo. Hasta mayo del 68, la juventud estaba
recluida en un gueto. Hasta entonces, el poder la mantuvo al margen de la
capacidad de intervenir en la vida política. Y no solo en Francia. Aquí, sin ir
más lejos, la dictadura franquista mantenía a todos –jóvenes o no- alejados de
cualquier atisbo de participación. También en eso éramos diferentes. En
aquellos años, en los 60, la juventud ya era objeto del deseo para quienes la
veían como una fuente inagotable de consumo. Ahí estaba la gran contradicción.
Eran buenos para comprar, pero no para decidir. Hasta que dijeron basta. Todo
sería muy diferente hoy en día sin la explosión de Mayo del 68. Es bueno
recordarlo ahora, cuando la mayoría dirigente de la Unión Europea parece dar la
espalda a esa savia joven tan necesaria para regenerar sus anquilosadas
estructuras.
PACTOS
El paro
juvenil en Europa es escalofriante. En España, dos millones de jóvenes menores
de 30 años no tienen trabajo ni perspectivas de encontrarlo. Porcentajes similares
se dan en Grecia, Portugal e Italia. Francia va a la zaga. Tal vez por eso, el
Presidente Hollande se ha plantado ante el terrible panorama. Merkel lo tiene
claro, quien no tenga trabajo siempre puede emigrar a Alemania. Opinión que
comparten Wert y Báñez, los dos ministros más germanófilos del ejecutivo de
Rajoy. En Alemania, los jóvenes se encontrarán con mini jobs y sus correspondientes mini sueldos que apenas les darán para
vivir. Así se hace grande ese IV Reich del que habla Juan Torres, mientras que en
el resto de la deprimida Unión crece el euroescepticismo.
En
eso llegó la hora de la foto del PP con el PSOE y de los pactos. El de libre
comercio con Estados Unidos y el de fomento del empleo juvenil. En el primero -un
paso más en la construcción de la aldea global neo liberal- el presidente
francés logró incluir la cláusula de excepción cultural, la única forma de
preservar el ecosistema audiovisual europeo. Ya veremos qué pasa con los otros
ecosistemas cuando nos invadan los transgénicos. Las revelaciones de Snowden
han dejado al descubierto que EEUU también espía a los amigos. Relaciones
mercantiles, dicen. Pero huelen a rancias prácticas de la Guerra Fría. El
segundo, más que pacto es pactito por su escuálida dotación. Apenas 6 mil
millones de €. Una minucia comparada con la ingente ayuda dada a la banca a
fondo perdido. Está claro que el paro juvenil le importa a la mayoría
conservadora de la Unión menos que un bledo. Menos es nada, argumentan los
posibilistas. ¡Pues así estamos!
BECAS
Ajeno
a estas limosnas de la Unión, el gobierno de Rajoy reduce los recursos a la
educación pública y por tanto a las becas. Y sube la nota para obtenerlas. “Hay
que fomentar la cultura del esfuerzo”, dice el ministro tertuliano. Olvida Wert
que las becas se dan en función de la renta familiar y no con criterios
académicos. Son un instrumento para hacer más efectivo el principio
constitucional de la igualdad de oportunidades. No dejan de ser una pequeña
ayuda, todo hay que decirlo. La verdadera igualdad de oportunidades no existe.
Lo cierto es que si suben las tasas académicas y hay menos becas, muchos
jóvenes sin medios económicos dejarán la Universidad. ¿Buscarán trabajo? No hay
dónde. ¿Se irán a trabajar a Alemania como sus padres? Sí, si pueden. Esa es la
injusta y desequilibrada Unión Europea que se está construyendo sobre las
espaldas de una generación perdida. ¡Bienvenidos croatas al club de la
desigualdad!
URBANO
GARCIA
FOTO: Urbano García
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