Ha pasado un lustro. El 15M de 2011 marcó tendencia. No
hay más que ver el brote de indignación que vive Francia a cuenta de la reforma
laboral de Valls & Co. La Nuit Debout
busca referentes en el 15M y le canta “cumpleaños feliz” desde la plaza de la
República. Ambas “revoluciones” coinciden en hacer de las plazas ágoras en las
que aprender democracia. Ocurren en mayo, como la ya lejana revolución del 68.
Mayo, tiempo de cerezas. Todo empezó con las primaveras árabes, hoy ahogadas en
sangre. Cinco años después del 15M, las direcciones de los dos grandes partidos
que han monopolizado -junto con la extinta UCD- la vida política del país desde
la Transición siguen sin entender qué ocurrió aquella primavera. La crisis financiera
y las soluciones dadas por los partidos hegemónicos, hizo recaer la
recuperación en las clases medias. La decepción al comprobar que los partidos
socialistas europeos recurrían a las mismas recetas que aplicaba la derecha
indignó a amplias capas sociales. Sus hijos, doblemente indignados, ocuparon
las plazas. Pero no sólo ellos. El aumento del paro disparó el malestar y los
desahucios al no poder hacer frente a las obligaciones hipotecarias. Y es que
el boom inmobiliario contó con la necesaria complicidad bancaria que colocó
hipotecas como si fueran chocolate del loro. Unos pocos vivían y viven por
encima de sus posibilidades a costa de la mayoría. El 15M catalizó todo ese
malestar. La ilusión con la que recuperamos la democracia tras la larga noche
de piedra, había dado paso al desencanto. La no renovación de las élites
políticas, y la reconversión de franquistas en demócratas de toda la vida,
terminó por rematar la faena. El 15M de 2011 los paganos de la mal llamada
crisis dijeron basta.
Democracia real, Juventud sin futuro y otras organizaciones cívicas convocaron las
manifestaciones del 15 de mayo de 2011, sin confiar demasiado en la respuesta.
El resultado de la protesta cogió a todo el mundo con el paso cambiado. Había
prendido la mecha de la indignación.
26J
El
15M fue un aprendizaje para una generación que se mantenía al margen de la
política. Una escuela de democracia, de participación, de transparencia,... Los
indignados del 15M renegaban de la corrupción, de la vieja política, de los
profesionales del voto que vegetaban en sus cómodos escaños,… ¿Utópicos? Pues
claro, todo movimiento regenerador está cargado de utopías. Su reto era traducir
en votos ese tsunami de ilusión. En noviembre de 2011 apareció en el horizonte
político EQUO, era la primera formación nacida del 15M. Su objetivo, aglutinar en
una sola marca a todos los partidos ecologistas. En 2015, surgió PODEMOS. El
ciclo electoral que se cerrará el 26J (europeas, autonómicas, municipales y dos
tandas de generales) ha sido una sucesión de cambios que dejará una huella
profunda en el ecosistema político surgido tras la muerte del dictador. Las
transformaciones apenas han comenzado. El bipartidismo turnista está en vías de extinción, los partidos han tenido que
asumir el cambio generacional, se han democratizado, hoy todo el mundo habla de
primarias,… Pero los espacios políticos siguen estando ahí. PSOE y C’s compiten
por un centro idealizado y se reparten los despojos de un canonizado Adolfo
Suárez. Hasta el PP se declara seguidor del abulense. Aunque huye de etiquetas,
PODEMOS podría ser considerado de centro izquierda, como algunos de sus socios,
COMPROMÍS, por ejemplo. La suma con
Izquierda Unida podría catalizar un voto ávido de cambio. Pero el 26J
volveremos a votar con el mismo sistema electoral que se ensayó en las primeras
generales, en 1977, antes de la Constitución. Un sistema que prima el voto
rural y que hace del Senado casi una cámara de los lores. La negativa del PSOE
a formar candidaturas unitarias de progreso ha entregado el Senado al PP antes
de ir a las urnas. En esas condiciones, la promesa socialista de reforma
constitucional es un brindis al sol.
INFAMIA
Un
lustro antes del 15M, el 3 de julio de 2006, se produjo en Valencia el
accidente de metro más grave de Europa. En la década transcurrida, el entonces President de la Generalitat nunca tuvo tiempo
para recibir a las familias de las víctimas. El pasado 16 de mayo, Francisco Camps
y Juan Cotino comparecieron en la nueva Comisión de Investigación creada por les
Corts. “¿Por qué dice infame este
señor?”, preguntó el ex Molt Honorable
tras calificar un diputado de C’s de infame la actuación del Consell. ¿Habrá que regalarle a Camps un
dosier de prensa para que haga memoria?
URBANO GARCIA
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