No todas las campañas electorales se celebran con el
mismo grado de incertidumbre. La que culminó el 20D presentaba importantes
novedades, especialmente la irrupción de dos fuerzas con opción de obtener
representación y con poco tiempo de existencia. La ausencia de recuerdo de voto
a estas formaciones convertía los sondeos en pura cabalística. Un hecho que facilitaba
que cualquier sesgo pasara desapercibido, por exagerado que fuera. De ese modo,
las encuestas sobre intención de voto el 20D se convirtieron en instrumentos para
crear estados de opinión. Artificios mediáticos para conformar opinión pública
en vez de testarla. Eso explicaría el supuesto patinazo de la mayoría de ellas.
Ahora, de cara al 26J, hay más certezas, aunque apenas haya cambios. La mayor
novedad es que Podemos, Compromís y
el resto de confluencias suman a IU en una candidatura conjunta. Por fin se
cumple el deseo de muchos votantes de izquierdas. Ya se verá su resultado en
las urnas. Los estudios del mercado electoral indican que tendrá bastante. Al
menos en número de votos. Su traducción a escaños ya se sabe que está
condicionada por un sistema electoral previo a la Constitución, como destacó
Javier Pérez Royo en su reciente conferencia en Valencia.
EL DEBATE
Con
esas perspectivas se celebró el lunes 13 el debate entre los 4 candidatos a ocupar
la Moncloa. Rajoy, tras 4 años de democracia autoritaria y de aplicar severos
recortes a la mayoría de la población, insiste en más de lo mismo, buscando que
el miedo y el voto útil le hagan la campaña. Pedro Sánchez se enroca en la
supuesta oportunidad perdida para ser presidente culpando a PP y Podemos, pero no
despeja qué hará tras el 26J si las urnas lo sitúan en tercer lugar. Pablo
Iglesias confía en que se cumplan los pronósticos y tiende la mano al PSOE para
cambiar las políticas del PP. Y C’s intenta desmarcarse del PP en aspectos como
la corrupción y el liderazgo de Rajoy, pero ahí terminan las discrepancias. La
campaña, un poco más austera que la del 20D, se dirime en la televisión y en
las redes sociales. PP y PSOE buscan entre el electorado mayor y en las zonas
menos dinámicas consolidar sus posiciones, mientras que Unidos Podemos y C’s
buscan sus apoyos en las ciudades más abiertas a los cambios. La vieja y la
nueva política también tienen su distribución territorial. Claro que en el país
de los valencianos todo empieza a ser distinto. Y es que el acuerdo del Botànic crea su propio marco de
referencia. Veremos hacía dónde mira el PSOE tras el 26J.
BREXIT
El
europeo es el otro marco que condiciona todo. Dos días antes de que nosotros
vayamos a las urnas lo harán los ciudadanos del Reino Unido de la Gran Bretaña.
El charco en el que se ha metido Cámeron amenaza el futuro de la Unión. Un
signo más del fantasma de intolerancia y egoísmo que recorre Europa. Y no es
que la UE esté funcionando bien, pero la alternativa de los euroescépticos
británicos es una vuelta de tuerca más al ultra liberalismo de la City. Justo
lo contrario de lo que promueve la izquierda con DIEM25 y Varoufakis a la
cabeza. Otra Europa es posible y necesaria con políticas más sociales y más
democracia. La movilización laborista está supliendo la incapacidad de los
tories para convencer a los británicos de las ventajas de seguir en la UE. La
izquierda al rescate de una Europa hundida por los intereses del capital. Así son
las cosas. Encima la derecha le afea a Corbin y a Gordon Brown su poco
entusiasmo por la tarea. Cínicos.
De
Europa apenas se está hablando en la campaña. Ni del brexit británico ni del TTIP, ese tratado con EEUU lleno de
opacidades y renuncias que amenaza nuestra escuálida democracia, que el PP
respalda sin matices y que el PSOE maquilla para que no parezca lo que es. Las
decisiones de la Unión cada vez nos afectan más. Tanto que Rajoy no dudó en
escribir a Draghi para pedir que la UE retrasara la sanción por el
incumplimiento del déficit hasta después de las elecciones. En la misma misiva,
el presidente en funciones también se compromete a aplicar más recortes si gana
el 26J. Luego que nadie se llame a engaño. Las cartas en esta ocasión están
encima de la mesa. La larga campaña electoral está sirviendo para conocer mejor
los programas y las intenciones de los principales protagonistas. Esta vez,
nadie puede escudarse en la ignorancia. Nadie debería justificar su abstención
en que todos son iguales. No lo son. El 26J tenemos otra oportunidad para el
cambio.
URBANO GARCIA
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