Mientras Rajoy desgranaba su discurso de investidura
en el Congreso, miles de estudiantes salían a la calle en las principales
ciudades del Estado reclamando la retirada de la LOMCE. La también conocida
como Ley Wert (en honor al ex ministro de Educación que ahora disfruta de una
lujosa canonjía en París) tan sólo contó para su aprobación con los votos del
PP y la oposición unánime del resto, incluido el mundo educativo. Al día
siguiente de la gran movilización estudiantil, el ministro del ramo -entonces
aún en funciones- manifestó que por ahora las revalidas no contarían para el
expediente académico. Menos es nada, pero insuficiente para la mayoría de
diputados que exige la derogación de la polémica Ley. “No voy a derribar lo construido”,
dijo Rajoy en la segunda parte de la sesión de investidura. No hay motivos para
cambiar un guión que me ha funcionado, debió pensar el gallego impasible. Rajoy
pasó de ser poli bueno en la primera ronda de votaciones, cuando se visibilizó
que no contaba con el apoyo de la mayoría de diputados, a poli malo cuando tuvo
asegurada la investidura gracias a la abstención del grupo socialista. ¿Qué
Rajoy ocupará la Moncloa? ¿Se humillará más el PSOE tras su abstención
incondicional? ¿Cuánto durará el chantaje?
EDUCAR
Después
de 4 años y uno de propina, nadie espera nada bueno del presidente del partido
más corrupto de la Unión Europea. Tal vez Rajoy pensará que la historia ya le ha
indultado. Sin embargo, continúa el desfile de ex altos cargos del PP por el
banquillo de la Audiencia Nacional. Pena de telediario la llaman algunos. En
TVE y en las autonómicas bajo mando del PP a estas noticias judiciales les
ponen sordina, que no se sepa nada. Un país ignorante es un país muerto.
Durante
el cuatrienio de mayoría absoluta, el gobierno ha recortado las becas y ayudas
a los estudiantes, ha congelado la aportación del Estado a las Universidades, y
estas han subido el precio de sus matrículas. La educación universitaria en
nuestro país está dejando de ser accesible para todo el mundo. La movilidad
social se está frenando. Una parte de la responsabilidad recae en los estudios.
Somos uno de los países europeos con mayor tasa de abandono escolar. Y estamos
en la cola en inversión educativa per cápita. El exilio es la única salida
profesional para muchos jóvenes que terminan sus estudios universitarios. Un
país sin oportunidades es un país muerto.
Para
que un país funcione hace falta más inteligencia y menos reválidas. Invertir
más dinero en educación y poner en marcha programas que incentiven la creación
de empleo de calidad.
VALONIA
Apenas
17 mil km2 y 3 millones y medio de habitantes. La oposición de su
parlamento federal a suscribir el Tratado UE-Canadá, el CETA (Comprehensive Economic Trade Agreement),
ha convertido durante unas semanas a este pequeño país en una aldea gala frente
a la Comisión Europea y al gobierno canadiense. David contra Goliat. A Valonia
le ha pasado un poco como al PSOE y su vergonzante abstención, los poderes
económicos y políticos le han doblado el brazo. Pero Valonia no está gobernada
por una gestora. Los valones han claudicado, ¡sí!, pero con la cabeza bien
alta. Han puesto sus condiciones. Entre otras, limitar las atribuciones del
polémico tribunal de arbitraje -antes ISDS, ahora ICS (International Court System)- y poder rechazar definitivamente el
Tratado si se demuestra que es malo para la economía valona y belga. Todo un
ejemplo a seguir.
Nuestra
Comunidad también es un pequeño país, aunque un poco mayor que Valonia (23 mil
km2 y 5 millones de
habitantes). La renta per cápita valenciana también está por debajo de la media
nacional, como en Valonia. Pero no formamos parte de un Estado federal. Aquí no
hay mecanismos políticos para hacer frente a un Estado que nos maltrata con una
financiación autonómica injusta. La dependencia económica nos hace menos
autónomos. Somos un país intervenido. El Estado Autonómico diseñado en la
Transición da señales de agotamiento, y no sólo en Catalunya. El PP de la
Gürtel y Bárcenas, de Rita y Rajoy, incapaz de solucionar con diálogo los
desequilibrios territoriales, ha crispado los ánimos de quienes aspiran a un
nuevo contrato con el Estado. ¿Lo hará mejor un Rajoy en minoría?, no creo. ¿Nos
pasará otra reválida antes de un año?
URBANO GARCIA
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